El silencioso trabajo que realiza la dirigenta porteña por revitalizar las juntas vecinales en los cerros de Valparaíso.

En tiempos en que la apatía es un síntoma normal en la sociedad chilena, una mujer porteña intenta dar vuelta esa percepción entregando su tiempo de manera gratuita, poniéndolo a disposición de los vecinos y vecinas de distintos barrios que buscan reorganizar a su comunidad.

Motivada por la convicción de que en las juntas de vecinos recae la principal soberanía de los territorios, Mariela Marcos Contreras, vecina del cerro Larraín y procuradora judicial de profesión, ha tomado como una cruzada colaborar en la reactivación de casi una decena de juntas vecinales en distintos cerros de la ciudad.

“Esto es más bien una vocación social, una vocación comunitaria”, nos aclara, “es una vocación de servicio hacia la comunidad, el querer rescatar a las juntas de vecinos del abandono en que se encuentran durante tantos años, y poder devolverles esa fuerza que une a la comunidad en sí, la organización social”.

Si el gobierno comunal es la base de la estructura política de un país, las juntas de vecinos son la base territorial de dicho gobierno comunal. El controlarlas o desmantelarlas resulta clave para quienes gobiernan contra los intereses de la mayoría.

“Por eso tienen que estar constituidas, tienen que estar vigentes”, nos recalca la dirigente vecinal. “Ha sido un proceso lento, y las leyes que dejó la dictadura ahora recién se están modificando. Ahora en el mes de agosto de este año vienen modificaciones a la ley 19.418, pero falta mucho por cambiar. Hay un entrampe, quizá las leyes se hicieron para que la gente no se reactivara, no se organizara, no formara comunidad”.

Mariela Marcos reconoce que el trabajo ha sido más fácil desde que la Alcaldía Ciudadana gobierna el municipio de Valparaíso ya que ha sentido el apoyo efectivo de la Dirección de Desarrollo Comunitario y sus coordinadores territoriales.

“Para mí ha sido un gran alcalde Jorge Sharp. Las juntas de vecinos estaban como en un letargo y Jorge llegó a revivir, a darles fuerzas, a darle armas para que realicen su trabajo. En las administraciones anteriores yo manifesté la necesidad de reactivar las unidades vecinales, pero nunca tuve apoyo de la municipalidad. Cuando asumió Sharp, planteé el tema a la DIDECO y he tenido todo el apoyo de la Alcaldía Ciudadana”.

¿Qué valor les asignas a las juntas de vecinos?

– Las juntas de vecinos son las que tienen el poder. Cuando ocurre un incendio, por ejemplo, ¿quiénes son las que toman el mando en los sectores afectados?: las juntas de vecinos. Son ellas las que ordenan y canalizan todo el trabajo de damnificados; pero además tienen la grandeza de poder unir a la comunidad, no solo en el tema de proyectos macro como lo son la pavimentación, arreglar una escalera, la luminaria, etc.; si no que también el trabajo integral que eso requiere como, por ejemplo, hacer una linda convivencia con la comunidad, aprovechar ciertas fiestas que tenemos en el año para poder unir a la comunidad. Esto se ha perdido. Antiguamente las vecinas se saludaban en Año Nuevo, se dejaban las puertas abiertas de las casas. Eso se ha perdido, y creo que las juntas de vecinos tenemos un rol fundamental en recuperar aquello.

¿Cuánto tiempo llevas en esta labor?

– Desde el 2016, que empecé con la número 8 del cerro Larraín, después me fui a Polanco, después a Molinos; ahora estoy trabajando con la junta de vecinos Michelle Bachelet, la 161 de Juan Pablo II, y también estoy asesorando a la Junta de Vecinos de cerro Barón. Ese es mi trabajo. Es un trabajo social, es un trabajo puerta a puerta, con reuniones, un trabajo hacia la organización social.

¿Recibes alguna remuneración por este trabajo, trabajas para alguien?

– Siempre cuando me llaman de una organización social me preguntan ¿usted cuánto cobra?, pero esto yo lo hago sin fines de lucro; ni la movilización cobro. Para mí es grato saber que salieron de la oscuridad en que estaban, que se pusieron de pie, que lucharon, que trabajaron juntos y que nuevamente están organizados para seguir trabajando.

¿Cómo ves este proceso de reactivación en relación al órgano superior de las juntas de vecinos que es la Unión Comunal (UNCO)?

– Sería ideal fortalecer a la UNCO, acercarla más a la comunidad. Quizá no ver tantos temas administrativos, sino tener una relación más directa con la comunidad. No tantos cargos de directores, sino tener un cargo de relaciones públicas o de coordinación. No todas las juntas de vecinos están activas, organizadas, y ello requiere de un acompañamiento. Las juntas de vecinos son autónomas. Tú vas a la Municipalidad y te entregan y te piden un montón de papeles, pero no te dicen los pasos a seguir, no te asesoran en el trabajo en terreno que la reactivación de esta organización requiere. Ese debiera ser un gran trabajo de la UNCO, por eso hay personas como yo ayudando en la reactivación de juntas de vecinos, porque la gente puede tener ganas de reactivar, pero ¿cómo lo hace?, ¿cómo se desenvuelve? Ese es un tema que la UNCO tiene que fortalecer con la comunidad.

Mariela Marcos se despide de nosotros reiterando que “lo importante es estar organizados. ¡Se puede! Se puede reorganizar, independiente de que estén tomadas, abandonadas. Hay formas de organizarse, no todo está perdido. Por el hecho de no estar organizados, de no estar constituidos, se están perdiendo de muchas cosas que están pasando, como lo son diversos proyectos, el organizarse para constituir comunidad, para constituir tejido barrial. ¡Vamos que se puede! Organícense, y si requieren de mis servicios, ¡aquí estoy!”.