Hoy son 30 los niños y niñas beneficiados en Casablanca y se prevé que el próximo año sean 60. Esto, gracias al impulso de los donantes de la zona y en línea con el crecimiento que ha tenido la iniciativa en el país.

En marzo de este año, la Fundación Niños Primero inició las primeras acciones con miras a arribar con su programa de educación inicial “Padre e Hijo en Casa” a la ciudad de Casablanca. En julio, esto es cuatro meses después, el proyecto vio la luz y hoy ya son 30 los niños, niñas y familias beneficiadas.

La proyección para 2020 es auspiciosa: duplicar el número de familias atendidas en la zona, esto es, llegar a 60 niños y niñas, gracias al aumento de recursos de los donantes que impulsan la iniciativa en Casablanca y va en línea con el crecimiento que ha tenido el programa en el país.

“Esto se genera gracias a la confianza y compromiso de las familias, las empresas donantes y los municipios. Con esto, estamos igualando las oportunidades desde la infancia, porque la educación temprana de calidad es el motor principal de desarrollo social”, explica Anne Traub, fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Niños Primero.

La Fundación Niños Primero ha trabajado con más de 600 familias, provenientes de Cerro Navia, Renca, Lampa, Casablanca, Curacaví, Puerto Varas, Cochamó, Llanquihue, Frutillar, Puerto Montt, Placilla, Panquehue, Quinchao, San Juan de la Costa, Llay Llay, Catemu e Iquique.

El programa Padre e Hijo en Casa se realiza íntegramente en la casa de los beneficiarios, quienes son visitados dos veces por semana por monitoras capacitadas de la fundación quienes, a través de juegos significativos y en base a materiales didácticos y libros, trabajan diversas habilidades tanto con el niño o niña como con el adulto.

Esta metodología fue traída desde Estados Unidos por los impulsores de la Fundación Niños Primero –Anne Traub y Matías Claro- y se implementa en Chile desde 2016. Comenzó atendiendo a 25 niños en Cerro Navia y hoy beneficia a más de 600 familias, en 17 comunas, de cuatro regiones del país.

Los niños y niñas que participan en el programa han demostrado mejores resultados en las pruebas estandarizadas tipo SIMCE, llegan un 20% adelantados frente a su grupo de control a colegio, tienen un 50% menos en la necesidad de derivación a especialistas (psicopedagogo, profesor particular, terapeuta ocupacional) y reducen en un 30% la deserción escolar.