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[OPINION] Los dirigentes sindicales deben asumir sus tareas políticas (por Héctor Cataldo)

El martes 5 de noviembre nueve organizaciones sindicales de carácter nacional, entre las que se cuentan la CUT, la ANEF, la Unión Portuaria de Chile y el Colegio de Profesores, le entregaron una carta al neoliberal presidente de Chile, Sebastián Piñera.

En ella le exigen que “sea capaz de dar la cara al pueblo que hoy exige cambios profundos” y le piden  que “transparente su disposición política y social ante las exigencias”.

Además le dan un plazo de 5 días, sin especificar si son hábiles o corridos, para que responda por escrito. Aún no se sabe si Piñera durmió o no esa noche después de tamaña amenaza.

Ironía aparte, es inconcebible que la represión desatada por el gobierno, primero con las FFAA nuevamente en las calles de nuestro país, y después con una actuación de carabineros que raya en la demencia, no sea entendida por estos dirigentes sindicales y sociales como una forma de “dar la cara” al Pueblo y de mostrar con claridad “su disposición política y social ante las exigencias”. ¿De qué planeta vienen llegando?

O tal vez lo que los patipelaos debemos preguntarnos es desde qué ámbito de influencia se motivan estos dirigentes nacionales. Porque es un poco sospechoso que después de conminar al presidente a pronunciarse sobre las exigencias de las Protestas, le pidan “que retire del Congreso los proyectos de ley que merecen un mayor debate democrático, con las organizaciones sociales y sindicales como protagonistas” en referencia al proyecto de reforma tributaria, al de modernización de la Dirección del trabajo y la reforma previsional. Esta acción sólo le puede interesar a los partidos de la mal llamada oposición política para seguir diseñando, junto a la derecha, el sistema de abusos que la gente en la calle hoy rechaza con ira y desprecio.

¿Qué dicen las Protestas cada día desde el 25 de octubre?:

–          No son 30 pesos, son 30 años (de engaño) y 46 de abusos
–          Renuncia Piñera y
–          No al modelo neoliberal

Ni siquiera la Asamblea Constituyente es una demanda de los evasores e indignados del país. En el mejor de los casos pueden llegar a creer que es un camino para acceder a sus demandas, si se logran sortear todas las trampas que está tendiendo el “sistema Político” de los partidos y operadores del modelo de los banqueros y financistas.

Y es razonable plantearse cuál es el sentido de frases como “yo siento que al presidente hay que ayudarle a encontrar una salida”, pronunciada el 29 de octubre por el diputado Marcelo Díaz en sesión de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento…. Porque es claro que si cae el rey local, debe caer también la nobleza neoliberal chilena y con ella toda la corte de lacayos y yanaconas que les sirven.

En la carta mencionada los dirigentes sindicales le piden a Piñera conocer “vuestra disposición” respecto al Pliego de los Trabajadores y Trabajadoras que dieran a conocer el 28 de octubre en el que, entre otros puntos, piden un sueldo Mínimo de $ 500.000.-

El gobierno no esperó los 5 días, les respondió en menos de 24 horas…y por escrito. Desde la SEGEGOB les informaron que “Hoy el Presidente junto a los ministros de Desarrollo Social, Hacienda y Trabajo; envió al Congreso el Proyecto de Ley para la creación de un Ingreso Mínimo Garantizado de $ 350.000.-”, ratificando así que no se moverá de la Agenda Social que acordó con los partidos de la ex Concertación el 23 de octubre y que fuera furibundamente rechazado por las Protestas Nacionales. Más claro, imposible.

Unidad Social, plataforma de la que los dirigentes sindicales que le escribieron a Piñera son parte importante, tiene aún la posibilidad y la oportunidad de levantarse como un faro que ilumine el camino que van a recorrer las Protestas en las próximas semanas, pero debe hacerlo desde la legitimidad de su condición de organizaciones sociales activas, conscientes y libres de tutelajes políticos que sólo velan por su propia supervivencia.

En un contexto de agitación social y de demandas generales de la población como el actual, los dirigentes sindicales no se pueden esconder sólo en las reivindicaciones económicas, ni en su subordinación eterna a los operadores partidistas. Por el contrario, están llamados a asumir roles de conducción en pos de las demandas políticas planteadas, a desempeñarse como dirigentes sociales mucho más que como militantes de algún partido, a buscar la unidad sin escatimar esfuerzos y a trabajar por un Paro Nacional efectivo y prolongado, que ponga de rodillas al verdadero enemigo de la población: la oligarquía neoliberal.

Si es necesario, y las actuales circunstancias así parecen indicarlo, tendrán que estar disponibles para integrar un Gobierno de Emergencia Nacional que conduzca al país después de la renuncia o destitución de Piñera, por la senda de una Asamblea Constituyente, una Nueva Constitución, las primeras medidas contra la desigualdad y la convocatoria a elecciones con otra ley electoral.

Si los dirigentes sociales chilenos no alcanzan la altura suficiente, seguramente las Protestas serán neutralizadas por el modelo, se les ofrecerán algunas migajas, la oligarquía saldrá fortalecida, la clase política salvará su trasero y el Pueblo tendrá que esperar otra oportunidad para alcanzar sus objetivos de justicia, equidad, estabilidad y desarrollo soberano.

Héctor Cataldo
Presidente
Mesa Coordinadora por los DDHH

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