‘The Day After’, un film de 1983, mostraba el mundo al otro día de la guerra atómica, que fue el gran tema de lo que se conoció como el periodo de la Guerra Fría (1960-1990) y el mundo bipolar.

Y ese escenario del día después no se conocía del todo, solo la radiación y sus efectos en cierto radio. Podemos hacer un paralelo con lo que pasará post COVID-19, partiendo por la incertidumbre que mostraba el actor principal abriendo la escotilla del búnker donde había resistido en Kansas, Estados Unidos.

Llevamos cuatro meses en un encierro relativo y dos semanas en uno total, y cuando podamos abandonar el refugio no sabremos qué hacer. Como sociedad, ¿vamos a ser más precavidos, temerosos e insociables que antes? Porque en la vía pública estaban, hasta ahora, prevaleciendo los antivalores.

¿Seremos más cordiales, más tolerantes y respetuosos; le daremos trato digno a todos los que se crucen en nuestro camino?

Hoy los «miedos» de comunicación, como les llamaba Galeano, siguen en su misma línea: alimentando de temor a la gente. Pienso que «el día después» debe ser entre todos, un día donde podamos decirnos a los ojos, cuenta conmigo.

Ese día debemos trabajar y dar trabajo; enseñar y estudiar; resaltar el ser sobre el tener. Ese día respiraremos un mejor aire, el horizonte se verá más amplio y el regreso a casa deberá estar cargado de buenas historias. Eso es posible si aprovechamos este tiempo en un buen plan para nuestra familia, para nuestro barrio y nuestra ciudad.

Tendremos elecciones y una gran oportunidad para plasmar nuestras metas comunes. Si queremos, podemos.