Opinión

[OPINION] Valparaíso dialoga o ¿Valparaíso se ahoga? (Jorge Bustos)

Hace más de una semana que los medios especializados han iniciado una ofensiva comunicacional para destacar el papel dialogante de la estatal Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV). Es más, algunos empresarios aduaneros, voceros de organismos coordinadores del comercio internacional provinciano, como también algunos profesionales e intelectuales de la ciudad, se han levantado entregando argumentos para que el “dialogo” parezca de verdad.

Es complicado creer que se quiere dialogar con la ciudad cuando todos los proyectos presentados desde la creación de la EPV se han traducido en rotundos fracasos: Zeal, mucho gasto y poco ingreso; guerra con los alemanes por las cargas limpias; Terminal N°2, un buen negocio para el cuñado de Lagos padre que representaba a OHL, una de las empresas más corruptas a nivel mundial, proyecto inviable por los efectos ambientales y patrimoniales; Mall Barón, 15 años de pleitos judiciales tratando de demostrar que el proyecto era legal para beneficiar al retail (Falabella), subvalorando los activos de todos los chilenos y han permitido agregar otra tarifa al concesionario TPS (Security Fee), lo cual encarece la logística del puerto de Valparaíso.

Uno saluda los esfuerzos permanentes de los intelectuales, empresarios y profesionales que, de buena fe, levantan tesis y proyectos derrochando buena fe e ideas para mejorar la ciudad y mantener viva a la industria portuaria generadora de empleos directos e indirectos. Sin embargo, desde mi experiencia como trabajador y exdirigente de la industria, quisiera advertir que los diálogos reales se construyen con certezas y una de ellas es: si tenemos o no tenemos para el largo y corto tiempo Molo de Abrigo, que entrega aguas abrigadas para poder desarrollar la industria portuaria.

Ninguna idea será posible de desarrollar -y menos crecer la industria portuaria- si no contamos con un Molo de Abrigo. Digo lo anterior porque quienes llaman a dialogar han comprometido hace más de dos años un estudio de las condiciones estructurales del Molo de Valparaíso que, a la fecha, o no se ha hecho o está en algún escritorio perdido y no se ha sincerado con los actores y autoridades de la ciudad. Es desquiciante ver cómo la EPV, es decir, sus directivos y gerentes, entregan a la prensa cifras trimestrales tratando de ocultar el desastre del movimiento de carga que, de tener un 40% de la carga regional, hoy solo se mueve un 25%. Así las cosas, más que el puerto dialoga, el titulo correcto debiese ser “el Puerto de Valparaíso se ahoga”.

Al periodista de El Mercurio, Claudio Ramírez, se le olvida preguntar y mencionar en sus asiduos reportajes que pública de la EPV que hace no más un par de años la estatal, con bombos y platillos y hartas fotos, se comprometió a construir un muelle para los buques turísticos. Es más, esa promesa es del 2001 y está documentada. El periodista no ha ilustrado a la porteñada qué suerte corrió el Santiaguillo que hasta hoy no sabemos dónde está o lo dejaron botado. Con esa información entregada por la prensa nadie en su sano juicio podría creer en el dialogo ofrecido por los gerentes y directivos de la EPV porque, a la vista de los hechos, no solo son ineficientes y mediocres, sino que mentirosos, pero igual algunos incautos porteños han caído.

Este fracaso y desastre que hoy vive el puerto de Valparaíso ha sido monitoreado por el Ministerio de Transporte, por el SEP y aceptado por los yanaconas provincianos siempre dispuestos por un buen sueldo y por el “título de autoridad”, incluidos los directivos, gerentes y abogados de la estatal que viven holgadamente, mientras el puerto se muere.


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