Agrupaciones e instituciones de diversas partes de la región fueron parte del primer proceso formativo de la Escuela de Cooperativas del municipio porteño.

Con la presencia de representantes de diversas cooperativas de la región se dio cierre, en el Edificio Consistorial de la Municipalidad de Valparaíso, al primer ciclo formativo de la Escuela de Cooperativas organizado por la Dirección de Desarrollo Económico y la Dirección de Cultura de la Alcaldía Ciudadana, y que contó con la participación de 44 agrupaciones e instituciones de distintas partes de la región como Quilpué, Casablanca, Villa Alemana, Limache, Quillota, Viña del Mar y Valparaíso.

Las cooperativas son un modelo de asociatividad que ofrece grandes posibilidades a emprendedores para abrirse camino en búsqueda de mejores condiciones y más oportunidades. Es por esto que el municipio porteño diseñó esta escuela de formación, con el objetivo de dar a conocer a la comunidad las múltiples virtudes y desafíos que ofrecen las cooperativas, incentivando la formación de nuevas empresas sociales en nuestra ciudad y entregando orientaciones jurídicas, organizativas y económicas respecto al modelo cooperativista.

Al respecto, Juan Pablo Rioseco, encargado de la Escuela de Cooperativas, comentó tras la ceremonia de cierre que “este fue un primer ciclo de formación de la escuela. Nosotros nos quedamos con el compromiso de continuar apoyando a las cooperativas que se han conformado. Dentro del proceso han nacido 12 nuevas, y hay 10 más que están en vías de formación. Esperamos el próximo año tener alrededor de 22 proyectos que surgen con este espacio de formación y de encuentro. El desafío de una cooperativa es bastante grande, lo vemos con en ejemplo de la cooperativa de aseo y otras que se han formado en Valparaíso, pero un principio fundamental para el éxito es la cooperación entre cooperativas, y la escuela ha servido mucho para establecer esas redes”.

Por su parte, Evelyn Sáez, gerenta de la Cooperativa de Vivienda Domum destacó que “a nosotros nos sirvió mucho este proceso porque nos ayudó en el momento de nuestra conformación. Iniciando la escuela, aun no estábamos conformados como cooperativa, por eso, en términos legales, la escuela nos sirvió mucho. Nuestro objetivo es entregar viviendas a sus socios y ayudarlos a resolver todas las necesidades que puedan surgir inherentes a esta tarea. Nuestro desafío ahora es seguir gestionando las formas en las cuales podamos acceder a un suelo y postular a un subsidio de vivienda para la construcción de nuestras casas”.

Quien también compartió esta idea fue Dann Espinoza, gerente de la Cooperativa de Trabajo Sembrando Saberes, quien agregó que “esta escuela te invita a ser parte de una comunidad, y es lo que más rescato, la posibilidad de generar vínculos con otros procesos de cooperativas que están trabajando hace mucho tiempo y otras que están partiendo recién. Eso, dentro del proceso de formación, es muy bueno porque tienes una escuela multinivel. Puedes ir nutriéndote de diferentes experiencias y tú puedes enseñarles a otros, hay una retroalimentación constante. Esta escuela nos permitió darnos cuenta que había un mundo por conocer que estaba frente a nuestros ojos, invisibilizado, y que está compuesto por personas de verdad. La cooperativa tiene un nombre, una figura, pero detrás de eso tú te topas con los socios y socias y puedes entablar una relación de par a par”.

La Economía Social y Solidaria a la que apunta el modelo cooperativista se refiere a todo tipo de actividades productivas, distributivas, de comercialización, consumo, ahorro y financiamiento centradas en dar cobertura a necesidades comunes a través del trabajo asociativo, la participación democrática y la distribución justa de los beneficios económicos. Es por eso que desde el municipio porteño ya se piensa en el segundo ciclo de formación para la Escuela de Cooperativas, con el objeto de entregar estos valores a todas aquellas cooperativas que comienzan este nuevo camino de asociatividad.