Piñera corrió solo durante todo su primer año de Gobierno y como en el tango, lo hizo “cuesta abajo en la rodada”. Con la cancha abierta para meter goles de media cancha, su enfermiza compulsión por encabezar cada uno de los actos del Gobierno terminó por saturar a la ciudadanía. Las encuestas, si es posible creerles algo, lo mostraban con un 48% de apoyo en marzo 2018. Hoy, su apoyo ha caído a un 37%, su punto más bajo en este año que parece un siglo, mientras el rechazo subió a un 48%.(Datos de la Cadem, la propia encuestadora derechista contratada por Piñera).
Mientras tanto, la oposición no existe. Solo hay uno que otro acto desesperado de un senador o de un diputado, un core en regiones, un alcalde o un concejal en alguna ciudad perdida. Pero como bloque opositor no hay nada de nada. Un año perdido para los opositores a Piñera.
La oposición, a esta hora, da lástima. Que me miró feo, que me dijo tonto, que si está este o este otro, entonces no hay acuerdo. Que yo quiero celeste, que este quiere azul, el otro amarillo, el de más allá, rojo. En fin, discusiones bizantinas mientras el pueblo sufre brutalmente los azotes del neoliberalismo: alzas en el Metro, los obligan a pagar los nuevos medidores eléctricos, quieren subir la cotización de las isapres y de las AFP, etc.etc. Y la oposición sigue enfrascada mirándose el ombligo.
¡Basta!
Basta ya de seguir egoístamente pensando más en los cupos partidarios que en la gente; más en el cálculo político, en el arraigado “CVA” (“Cómo Voy Ahí”), en sacar provecho personal o económico, en vez de pensar en las personas que sufren día a día los males del modelo neoliberal.
Urge avanzar en unidad y en acuerdos reales. se necesita verdadera voluntad política, pensar en grande. Dejar de ser los que comen de las migajas de la mesa neoliberal y hacer saltar la mesa, para poner un nuevo mantel, construir una sociedad solidaria, con un nuevo modelo económico.
Para este proyecto se necesita a todos. Todos están invitados. Solo quedarán fuera los ladrones, los corruptos y los individualistas. El resto de la oposición, la que camina con la frente en alto, la que duerme tranquila porque no le ha robado un peso a nadie, esa es la que tiene que unirse, más allá de las diferencias.
Este es el año de crear gran unidad opositora. Y no tanto mirar para la vereda del frente, a lo que hace la derecha. Todos sabemos cómo piensa, como actúa, cómo explota y, en muchos casos, cómo roba.
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