[OPINION] La falacia del poder (Héctor Gabriel Garzo)

Nuestras sociedades occidentales han evolucionado socialmente en la medida que nuevos grupos, que antes eran marginados o ignorados, se incorporan a la toma de decisiones, produciendo un movimiento de reacomodo del poder.

La sociedad chilena, al igual que toda Latinoamérica, proviene de una estructura determinada por la conquista y sometimiento de los pueblos originarios. Básicamente, esta estructura separa la sociedad en tres niveles diferenciados. Por una parte, está el grupo minoritario que tiene el poder económico. En segundo lugar, están los grupos que permiten que este pequeño grupo permanezca y se perpetúe y, por último, el pueblo llano, o sea la gente común y corriente.

La falacia del poder consiste en el diseño de un sistema (la democracia) que crea la ilusión de que se puede cambiar la manera en que se distribuye el producto de lo que el país produce, simplemente cumpliendo las reglas establecidas por el grupo dominante, a despecho que ellos tomaron el poder por la fuerza y que la historia demuestra que NADIE gentilmente cede sus posiciones de privilegio.

En eso consiste la constitución del 80. La manera en que la élite aprovechó el momento para rayar la cancha y asegurar su continuidad. y ese es el problema que plantea la Nueva Constitución para ese grupo: la afectación o término de condiciones que aseguran que la repartición de la riqueza continúe en los términos que ellos puedan manejar.

Ese es el fondo de la discusión de la NC y no la farándula que pretende ligar el cambio constitucional a críticas personales o el desempeño del gobierno y sus funcionarios.

Entonces, siendo tanto las opciones de apruebo o rechazo válidas y democráticas, es importante comprender el lugar del espectro social desde el cual observamos la situación y el significado, y las consecuencias de cada una de las opciones. Espero que consideremos está situación y nuestra decisión en septiembre también tenga en cuenta que nunca en la historia de Chile la ciudadanía había tenido una oportunidad real de cambiar efectivamente, aunque sea en parte, la manera en que se han manejado los recursos y el destino del país.

Héctor Gabriel Garzo

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