En la derrota siempre viene la noche de los cuchillos largos. La derrota es siempre huérfana, dicen por ahí. La magnitud de la misma genera el efecto de buscar un chivo expiatorio, sobre todo en la izquierda donde somos tan buenos para la crítica/autocrítica muchas veces despiadada. Ojo que no digo que no deba existir (la crítica), pero la forma también importa.
Creo que hoy y mañana nadie tendría que decir nada sobre Jeannette Jara, una líder excepcional y que se puso al frente de un proceso difícil. Deberemos recordar siempre su fuerza y capacidad de dar batalla. Jeannette fue quien mejor nos pudo liderar y solo debemos acompañarla y cuidarla para las batallas que vengan.
Por otro lado, sé que decir “Boric es culpable” es lo fácil y será un ejercicio común de ahora en más. Como ocultando que llevamos 20 años de alternancia sin parar, cinco años de pura aceleración electoral y de giros.
Sin embargo, me es imposible no decir que nuestro Presidente tuvo la osadía -que no se había tenido hace décadas- de intentar un cambio constitucional en Chile, de forma democrática y de forma ejemplar en el mundo. Queríamos la luna. Y fracasamos, es cierto. Sin embargo, no puedo dejar de mirar con admiración a un líder que, en una de las crisis más grandes de las últimas décadas, dibujó un camino y lideró un proceso que será parte de la historia constitucional de Chile y el mundo.
Me es imposible mirar para el lado y hacer un ejercicio fácil, a lo Daniel Matamala, y decir que todas las reformas fueron casi regalos a la derecha. Una historia contada a medias, a lo menos: sin Congreso favorable, en pleno reflujo social después de la pandemia, con el ascenso mundial de las derechas en la nuca de todos. Aún con todo eso, se lograron reformas históricas que llevaban décadas pendientes. No me olvido que fueron décadas de pelea por cosas como la deuda histórica, las leyes “Papito Corazón” y de Cuidados, soñar con 40 horas, Copago Cero, etc. No voy a enumerar todo, pero creo que habrá muchos legados, y que pese a la derrota que arrastramos desde el 2022 y pese al contexto mundial y latinoamericano, se ocupó el Estado como campo de batalla.
Es cierto, no logramos lo que queríamos, que era desmontar la lógica neoliberal en Chile. Lo que no nos quitan es que ganamos reformas, procesos políticos, liderazgos para proyectar y una experiencia invaluable para llevar los cambios adelante. Quizás se tratará de un proceso más acumulativo de cambio, y estaría bien que así sea. Pero el norte sigue siendo la transformación radical de la sociedad.
En estas horas que vienen de cuchillos largos, pequeñas vendettas, cálculo menor, yo estoy con el Presidente de Chile hasta el 11 de marzo. Orgullosos de lo construido; conscientes de la crítica necesaria.
Nos dormimos con un nudo en la garganta, pero con la disposición de siempre luchar hasta el final por un Chile mejor para nuestros hijos.
Gracias Jeannette Jara por dar la cara. Gracias presidente Boric por lo construido.

Sebastián Farfán Salinas
Profesor de Historia
Ex Consejero Regional por Marga Marga
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