[OPINION] Los olvidados detenidos desaparecidos en democracia (por Gato Dequinta)

Tras 28 años del fin de la dictadura, nuestra feble democracia sigue en deuda en materia de derechos humanos, no sólo con las víctimas de Pinochet, sino también con tres casos de detenidos desaparecidos en democracia que deberían avergonzarnos a todos los chilenos.

Esta semana los Tribunales de Justicia han dictado sentencia de culpabilidad contra cuatro ex carabineros por la desaparición de José Vergara, ocurrida en Iquique en el 2015. Los ex policías Carlos Valencia, Ángelo Muñoz, Abraham Caro y Manuel Carvajal fueron condenados sólo por «secuestro simple» (ni siquiera calificado, ni mucho menos por homicidio) y arriesgan una pena máxima de cinco años de presidio, cuando la fiscalía pedía 20 años por secuestro calificado. En un primer momento, estos ex carabineros habían sido condenados sólo por «detención ilegal», pero la Corte Suprema anuló el juicio. Debido a la lucha de sus familiares, se logró reabrir el caso y obtener este exiguo avance. Pero el fondo del crimen, el hecho sobre el que existe la fuerte presunción, casi certeza absoluta, de que José Vergara fue asesinado y su cuerpo hecho desaparecer en el desierto, ese delito no tiene, hasta ahora, justicia ni culpables.
Cabe destacar que, además de este caso, hay dos más que prácticamente nadie recuerda.  Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), el primer detenido desaparecido en democracia fue Hugo Arispe, quien se encontraba detenido en la cárcel de Arica y fue hecho desaparecer el 2001.

El segundo caso corresponde al joven José Huenante, de 15 años,  detenido por Carabineros en Puerto Montt y cuyo rastro se perdió luego de haber sido aprehendido por la policía uniformada.

En estos tres casos hay rasgos comunes. Se trata de chilenos vulnerables. Arispe, preso en la cárcel, Huenante, un joven pobre de origen mapuche y Vergara, un muchacho esquizofrénico.

Contra todos ellos hubo abuso de fuerza y autoridad. Presumiblemente fueron golpeados hasta morir y hechos desaparecer.

El segundo rasgo es que los «pactos del silencio» siguen vigentes igual que en dictadura. Carabineros y  Gendarmería guardan cómplice silencio, pues no ayudan a que aparezcan los cuerpos porque, evidentemente, con ello sus efectivos serían culpados de homicidio. Callan hoy tal como lo hicieron en dictadura.

Si en algo ha cambiado el país en estos 28 años es que llegó la hora de decir ¡BASTA! No más impunidad. Justicia y verdad para los detenidos desaparecidos de ayer y también para los de hoy.  

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