[OPINION] Como en dictadura (por Gato Dequinta)

Nuevamente Carabineros ha sido pillado en una mentira. Resulta que ahora en el asesinato de Camilo Catrillanca, los miembros del aparato represivo “Jungla” sí tenían cámaras para grabar el procedimiento, pero destruyeron las tarjetas de memoria de estas para evitar que quedara al descubierto el homicidio.

Una vez más Carabineros de Chile le miente al país. No basta con que el jefe del despreciable aparato “Jungla” y el jefe de zona hayan renunciado y que se haya pedido la baja de los cuatro carabineros involucrados. Camilo Catrillanca ya está muerto y eso no tiene vuelta atrás.

Desde el principio se sospechaba que en la muerte de este nuevo mártir mapuche había algo raro. Carabineros ya había mentido en el escandaloso caso “Huracán”, cuando inventaron los supuestos mensajes de Whatsapp para tratar de incriminar a mapuches en contrabando de armas y ataques incendiarios.

Carabineros mintió también en las muertes de los mapuches Alex Lemún en 2002; en la del comunero Matías Catrileo, en 2008 y en la de Jaime Mendoza Collío, en 2009.

En este caso, Carabineros dijo que los autores del robo del auto a educadores de Ercilla habían escapado a la comunidad de Temucuicui y que por eso el aparato “Jungla” se dejó caer en ese lugar, guiado por un helicóptero. Pero hasta ahora, ni siquiera han aparecido los autos que supuestamente se robaron.

Como ya ha ocurrido en casos anteriores, como cuando el infiltrado de Carabineros en grupos mapuches en la Araucanía, Raúl Castro Antipán, confesó en el 2014 que se metió entre los grupos mapuches y protagonizó por cuenta propia incendios en iglesias, fundos de la zona y en el asalto a un peaje, para así justificar el accionar represivo de la policía uniformada, hoy es posible sospechar que incluso los autores del supuesto asalto hayan sido infiltrados o hasta carabineros disfrazados de comuneros.

Es lo mismo que hacían en dictadura. Carabineros mintió en aquel entonces diciendo que los degollados había sido “una purga entre comunistas”; que los asesinatos de Patricio Manzano y Carlos Godoy Echegoyen, en sendas comisarías, habían sido un accidente. Muchas veces vimos cómo aparecían los detenidos con gran cantidad de armas de fuego, panfletos y otros aditamentos para montar una escena que hiciera creer que se trataba de “extremistas”.

Hoy en democracia, el poder político le exige a Carabineros eficacia y eficiencia en su labor para justificar el enorme gasto que hace el Fisco dotándolo de infraestructura, armamentos, equipos y vehículos especiales.

Empujados por esa urgencia, la policía uniformada, si no tiene resultados, sigue mintiendo en democracia, “cargando” inocentes, creando falsos Whatsapp, o incluso disparando a sus propios vehículos para hacer creer que hubo enfrentamientos.

A este grave cuadro se suma el fraude en descampado del dinero fiscal. Miles de millones de pesos han ido a parar a los bolsillos de generales, coroneles y oficiales ante las narices de todos los chilenos y chilenas.

Todo esto evidencia que Carabineros en particular -y las Fuerzas Armadas en general- está en total descontrol del poder civil. Para ellos sigue la impunidad de la dictadura. Es el precio que pagaron los que negociaron la transición: no tocar a las Fuerzas Armadas ni a Carabineros.

Mientras el pueblo chileno no tome el toro por las astas de una vez por todas y someta a los uniformados a su potestad, descabezando de raíz a todos los elementos podridos de cada institución y cambiando la mentalidad de sus integrantes por el estricto apego a las leyes vigentes, los uniformados seguirán actuando con total impunidad.

Categorías:Sin categoría

Etiquetado como:,,,,,

Deja un comentario