I. OBRA EXTRANJERA reúne cuatro libros de poesía escritos por Juan Cameron entre 1989 y 2007, publicado por Editorial Puerto Alegre de Valparaíso, con el respaldo de una Beca del Consejo de la Cultura, el año 2011. Los libros que conforman el volumen son Video Clip, Como un Ave Migratoria en la Jaula del Fénix, Visión de los Ciclistas y Treinta Poemas para Leer antes del Jueves.
II. El libro puede leerse –se trata del periodo de exilio de Cameron- como una arqueología del desarraigo personal y colectivo, convirtiendo al poeta en un extranjero. Esta condición hace de su palabra una totalidad expresiva donde el tema de la soledad y la violencia de la historia, quiebran el rumbo de la vida y el tiempo.
III. Estamos en un escenario que es el de la represión. De modo que lo personal se vuelve testimonio que pugna por la sobrevivencia y por su integridad, en un espacio colmado de dislocaciones. Ahora bien, si el testimonio yace del lado de la experiencia (decir lo que ha sucedido), la experiencia en este caso trata de un sujeto que porta dos o tres esferas distintas: A) Su condición de poeta. B) Su condición de testigo. C) Su condición de refugiado que nos señala las circunstancias de un sujeto violentado por la pesadilla de la historia, según la célebre frase del célebre personaje de Joyce.
IV. Así, tenemos que -ya en video clip– el poeta examina su nuevo lugar, pero con los signos incrustados en su memoria anterior de un mundo que no está, lo cual poco sirve a su condición actual. Entonces se propone darle vueltas a su indagación de la memoria, realizar inventarios a través de una cámara, o llevar a cabo una serie de retratos de cuerpos y paisajes que van dando cuenta de la confusión del presente. De este modo, surge un poema como Match, donde se acentúa que el drama no está en la escena, que el drama es público. El hablante está solo, la multitud ya no puede verlo ni tampoco verse a sí misma.
La felicidad no es posible en el destierro, y ante su enorme dificultad el desterrado tiene, como compensación, la posibilidad de no renunciar a la lengua, a la ironía, ni a esas líneas de flotación que yacen en la memoria. No obstante, se trata de alguien que no encaja, que no se disciplina, que no sigue el paso.
V. Tres años después, publica Como un Ave Migratoria en la Jaula del Fénix, que se inicia con el poema Catulo y donde la estadía en el país de refugio empuja al poeta hacia una nueva variante o conciencia de sí mismo: como protagonista arrojado a la arena y a las limitaciones de ese nuevo espacio que el poeta ha logrado conocer. La compañía de Catulo es insuficiente, pues se encuentra sujeto a un tiempo que vuelve ridículas las proezas eróticas, sujeto a una negación final donde los poemas –por muy bien escritos que estén- no serán leídos.
El poeta se hace un ser migratorio, un cronista de lo que ofrece esa tierra de nadie. No obstante, este desplazamiento por las condiciones políticas y biográficas no será sinuoso, ni elíptico, sino a boca de jarro. Lo que era conciencia de un devenir donde transitan los flanéurs de Baudelaire o los detectives de Benjamín, se vuelve soledad frente al espejo; es la pérdida que el poeta tiene que pagar y, en el caso, de Ciertas Migraciones es la nostalgia mestiza estallando en mil pedazos, como una feroz desintegración de las causas y los efectos.
VI. En Visión de los Ciclistas, podemos afirmar que el poeta ya está leyendo los signos del lugar donde se encuentra, asumiendo la metáfora del navegante en un sendero para bicicletas que no lleva precisamente a Roma.
Dejando de lado su evidente infelicidad doméstica, el poeta narra y señala los puntos cardinales de su viaje, mientras su mirada histórica se vuelve panorámica, como en el ejemplo del poema Un Centurión Regresa al Lacio, en que la metáfora del paso del tiempo sostiene la analogía de la enorme modificación que un hecho político puede hacerle a un hombre, o a una lengua: anticipándonos la condición del retorno como un gesto imposible:
(…) No existen cenizas en tu vieja casa
Cambiaron de ganado los potreros
Si el tiempo o tú volvió la espalda eso no importa
Tu nombre no se escucha en la taberna.
Pregunta en esta lengua si aún la sabes.
VII. Es en este proceso o su progresión, dentro de lo que podríamos llamar territorio de límites flotantes, en el cual el poeta escribe Treinta Poemas para leer antes del jueves. Frente a un escenario distinto, el poeta regresa al país durante el llamado periodo de la transición a la democracia.
No obstante, las imprecaciones se emprenden desde el primer poema, ya que el poeta es visto como un antipático que vuelve a destiempo, o al menos, visto como un aguafiestas. La negación es tajante: ¿qué sabe del desgarro? ¿quién le autorizo a hablar en sustantivo? ¿quién dejó abierta la puerta del gallinero?
En la sociedad del espectáculo (ese nuevo experimento de la sociedad chilena) el poeta queda sujeto a la misma regulación, o finalidad, con la que se forja el tejido total de la época: la mercancía.
En estas condiciones encontramos que el hablante de Treinta Poemas…, aparece disminuido, enmascarado, ridiculizado, y su denominador común es el sujeto lírico que se configura como un campo de voces múltiples. Podríamos, en este sentido, afirmar que se trata del bufón que asiste a los últimos restos del banquete, del bufón que –ante la trivialidad de las tarimas y desidia de los cortesanos- ve entre los necios.
Llegado a este punto, yace, a nuestro juicio, un tema central en la escritura de Juan Cameron: el desarraigo permanente, la caída, ya sea en su intento de negar su poesía o en su intento de arrancarlo de raíz.
Si en palabras de Benjamín el poeta interrumpe y desestabiliza la propiedad de todo discurso, el desarraigo de Cameron abarcará en el presente, no sólo los aspectos de sus circunstancias de vida, sino también su existencia.
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