[OPINION] El “prontuario” de Sergio Onofre Jarpa (por Gato Dequinta)

Piñera y los líderes de la derecha rindieron un silencioso homenaje a Sergio Onofre Jarpa, que fue ministro del Interior del dictador, Augusto Pinochet por un breve período, 18 meses, entre el 10 de agosto de 1983 y el 12 de febrero de 1985. Apenas había 20 personas. Pero, debido al coronavirus, el escaso número no es lo importante, sino el gesto que tuvo la derecha de rendirle tributo.

Aquí recordamos el paso de Jarpa como brazo derecho del dictador, que terminó su paso por La Moneda manchado con la sangre de 109 chilenos y chilenas asesinados mientras estuvo en el cargo, según se desprende del Informe Rettig.

Jarpa era el ministro del Interior cuando ocurrieron los montajes de Fuenteovejuna y Janequeo -en Santiago- y de la Vega Monumental -en Concepción- en que la CNI asesinó en las calles y a plena luz del día a varios chilenos. También estaba en su cargo para el asesinato del sacerdote André Jarlán, el del transportista de Ovalle, Mario Fernández y el del joven Patricio Manzano, entre otros casos relevantes de violaciones a los derechos humanos.

Jarpa asumió el mismo día de la Cuarta Jornada de Protesta Nacional convocada por la oposición a Pinochet.

Su primer acto como ministro fue autorizar la salida a las calles de 18.000 efectivos del Ejército en Santiago, para reprimir las protestas. En sólo algunas horas, fueron asesinadas por los militares 27 personas, según el Informe Rettig. Según las organizaciones de DDHH de esa época, murieron más de 60 personas, muchos de cuyos familiares nunca denunciaron esas muertes por temor.

“MANO BLANDA” EN PÚBLICO, “MANO DURA” EN PRIVADO

Jarpa se caracterizó por cumplir un doble rol, pero su objetivo final fue darle “oxígeno” a la dictadura y dividir a los opositores.

En el ámbito público, se mostró como el articulador del diálogo con la oposición, como el arquitecto de la “apertura” de la dictadura. Para ello, no tuvo asco en reunirse con los entonces líderes opositores de la Alianza Democrática, como Patricio Aylwin, Enrique Silva Cimma y otros. Para aparecer también como comprensivo y dialogante, inauguró un sistema “a cuenta gotas” de listados de exiliados a quienes se les permitía volver.

También levantó el Estado de Emergencia y aplicó el extraño estado de “peligro de la paz interior” mediante la aplicación del artículo 24 transitorio de la Constitución de Pinochet que, en rigor, mantenía las mismas duras restricciones que estuvieron vigentes durante toda la dictadura.

Con estas “migajas” empujó a la oposición a aislar y excluir a los sectores más radicales que luchaban por derrocar a Pinochet como, por ejemplo, el Movimiento Democrático Popular, MDP.

decreto de jarpaSin embargo, en privado fue el ejecutor de las políticas represivas de Pinochet. Fue así como firmó decretos que permitían a la CNI la detención de decenas de chilenos y chilenas, quienes fueron torturados y muchos de ellos asesinados. De esta manera los criminales sintieron que tenían “manga ancha” para actuar en la impunidad. A tal punto que, durante el mandato de Jarpa, la CNI mató a numerosos chilenos en plena vía pública y creó montajes y falsos operativos de seguridad, como los ocurridos en las calles Janequeo y Fuenteovejuna, en Santiago, donde fueron asesinados al menos cinco chilenos.

Otro hecho similar ocurrió en el sector Lorenzo Arenas y en la Vega Monumental de Concepción, en 1984, en que un grupo de opositores fue asesinado por la CNI. En ese caso, la impunidad de los homicidas fue tal que hicieron bajar a dos personas de un microbús y los mataron a balazos delante de numerosos aterrorizados testigos.

También Jarpa carga sobre sus hombros el homicidio del sacerdote francés André Jarlan, en casa parroquial de la población La Victoria. Pese a la presión de Francia, la dictadura nunca aclaró el caso.

Además, poco antes de dejar su cargo, fue asesinado el joven Patricio Manzano, un emblemático caso de violación a los derechos humanos, debido a que el estudiante universitario murió en 1985 sin haber recibido ayuda médica.

Durante el período de Jarpa el país se sacudió ininterrumpidamente con las Jornadas de Protestas Nacionales, a todas las cuales el hoy homenajeado personaje respondió con una represión atroz. De ello dan cuenta los muertos. Debutó con la Cuarta Protesta Nacional, donde sacó los 18.000 militares a la calle que asesinaron no menos de 30 personas, aunque los organismos de pobladores y derechos humanos de la época denuncian más de 60 fallecidos.

La siguiente protesta, en septiembre de 1983, murieron 9 personas. En octubre de 1983, 7 personas. Noviembre y diciembre de 1983, 6. En marzo de 1984, cuando volvieron las protestas, fueron asesinadas 11 personas. Abril y mayo ’84: 5 muertos. Junio y julio ’84: 5 muertos. Agosto 1984: 10 muertos. Septiembre 1984: 8 muertos. Octubre 1984: 9 muertos. Noviembre y diciembre 1984: 3 fallecidos. Enero 1985: 3 muertos. Incluso, poco antes de dejar el ministerio del Interior, se registró el último muerto en su paso por La Moneda. En total 109 chilenas y chilenos asesinados con total impunidad por luchar por la libertad, la justicia y la democracia.

Por todo esto, fue uno de los 39 ex funcionarios civiles y militares de la dictadura de Pinochet que tuvieron una orden de captura internacional dictada por el juez español Baltasar Garzón, en 1999, por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Este es el Jarpa que festeja la derecha y al cual, alguna vez, Patricio Aylwin también rindió homenaje, lo que no es extraño, pues ambos fueron golpistas.

Pero el pueblo no olvida.Opinion_GatodeQuintaftv_banner_trim

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