En medio de un inevitable auge por esta clase de intervenciones ambulatorias, es imperante poner ojo a ciertos cuidados básicos antes de tomar una decisión como esta; el cirujano plástico, Juan Pablo Cisternas, explica por qué es tan negligente el uso de biopolímeros en sustitución del ácido hialurónico.
Un grupo de jóvenes ha denunciado este mal procedimiento: en lugar de ser inyectadas con ácido hialurónico en sus labios, aseguran haber recibido silicona industrial. De la denuncia inicial ya van otras 10 mujeres que fueron víctimas de esta peligrosa práctica, justo cuando se ve un auge por las intervenciones de este tipo.
“El uso de rellenos faciales ha sido uno de los avances más versátiles en estética facial del último tiempo. En cirugía plástica hemos podido expandir sus utilidades a múltiples escenarios estéticos y reconstructivos”, cuenta el cirujano plástico Juan Pablo Cisternas.
“Pero como todo procedimiento médico, estas terapias no están exentas de riesgos y deben ser realizadas por los especialistas adecuados. En este caso, cirujanos plásticos o dermatólogos debidamente acreditados y formados en estas áreas”, agrega, complementando que uno de los principales problemas que se generan en este ámbito es el minimizar los riesgos y considerar que cualquier persona puede aplicarlos de manera segura.
En nuestro país es cada vez más común ver a profesionales de distintas disciplinas que aseguran poder trabajar con estos productos, y son muchos los rellenos faciales autorizados para uso médico. Ahí es donde aparece el popular ácido hialurónico. “Sin embargo, a veces vemos a pacientes que han sido manejados con otro tipo de sustancias no aptas para el uso médico, como es el caso de los biopolímeros, como la silicona”, explica el especialista.
Eso es, precisamente, lo que denuncia este grupo de 11 mujeres al centro estético ubicado en la comuna de Providencia, en Santiago. Pero, ¿cuál es el riesgo de reemplazar ácido hialurónico por biopolímeros? “Productos como la silicona no pueden utilizarse de esta manera pues tienen un comportamiento tremendamente errático en el cuerpo. Pueden alternar entre períodos de estabilidad y periodos de inflamación, incluso, en algunos caso pueden sobreinfectarse y llegar a comprometer la salud de los pacientes”, recalca el médico.
Otro de los grandes problemas de estos productos es que pueden migrar desde su sitio de inoculación a otros lugares, o sea, desplazarse del lugar donde fueron inyectados, generando deformaciones y haciendo casi imposible su extirpación completa. “Por estas razones, la principal recomendación es elegir adecuadamente al especialista idóneo para el proceso. Asegurarse que el especialista cuente con sus debidas acreditaciones y que los procedimientos sean realizados en los establecimientos apropiados y bajo los estándares de calidad básicos”, concluye el doctor Cisternas.
En Chile, para ejercer como Cirujano Plástico, es necesario estudiar al menos siete años la carrera profesional de Medicina, tres años de Cirugía General y dos años de Cirugía Plástica, formación profesional realizada en programas validados y acreditados.
Para más información se puede consultar en el Registro de Prestadores Acreditados y en el Registro Nacional de Prestadores Individuales de salud de la página de la Superintendencia de Salud.
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