Carta a la redacción.
Durante años las grandes farmacéuticas señalaron que los altísimos precios de los medicamentos, particularmente los más nuevos, se debía la fuerte inversiones en Investigación y Desarrollo y no a su desmedida expectativa de ganancias.
Pero con el paso del tiempo y no sin escándalos de por medio, han ido sincerando sus reales criterios para determinar los precios y están son más o menos las siguientes: lo que los pacientes o sus familias estarían dispuestos a pagar (para seguir viviendo), el ahorro generado a los sistemas de salud, la riqueza de los países y en el último término, los equilibrios financieros de las empresas.
En mi opinión, esto se parece más a una petición de rescate en un secuestro que a un tema sanitario e incluso comercial.
Esta es una constante de la gran industria farmacéutica y se repite, especialmente en los países más pobres y con mayores carencias para sus enfermos.
Chile por cierto no se escapa a este flagelo y por ello los precios de cientos de fármacos de marca e innovadores, poseen valores a público diez y más veces superiores respecto a por ejemplo, la Comunidad Europea o países vecino a esta.
Atentamente,
Daniel Zapata Z.
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