[OPINION] La humanidad es todavía algo que hay que humanizar (Carlos Schneider Yáñez)

Esta potente frase de la poetisa Gabriela Mistral se muestra como un recordatorio en la fachada del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), en Santiago. Parece una súplica, un recordatorio y una petición que a veces se pierde en medio del smog, el humo de las refriegas y de tantos altibajos morales, pero permanece como un tatuaje, con letras de lamento, como recordándonos en medio de la prisa que aún no somos civilizados.

Gabriela Mistral conoció el alma de los más humanos de todos: los niños, a quienes adornó y vistió con poesía y educación, cultivando las mentes más infantiles para crear un mundo mejor. En el enigmático Valle del Elqui comenzó a fraguarse esta poesía llena de sol, donde junto a sus hermanas “Todas íbamos a ser reinas”. Mistral, ganadora del Premio Nobel de Literatura, también fue profesora, conoció a los niños de norte a sur y siempre vislumbró que “ahora” es el momento de salvar la niñez.

Hoy, como ayer, el silencio y el horror se hace cuerpo en muchos niños de Chile; desde aquellos que viven en la miseria de las calles, los golpeados, los maltratados y abusados. Según datos de la UNICEF en Chile, un 62,5% de los cuidadores principales reconocen el uso de métodos de disciplina violentos en la crianza de niños, niñas y adolescentes; un 46% de los estudiantes entre séptimo básico y tercero medio, declaran haber sufrido un acto de violencia constitutivo de delito. A ello se suma el alarmante abuso sexual de menores, ya que en los tres primeros meses de este año, se registraron 1.686 víctimas y denunciantes.

El año pasado el representante de UNICEF instó al Gobierno a realizar esfuerzos para identificar con precisión las causas de fallecimiento de los niños del SENAME. El “Observatorio para la Confianza” entregó los resultados de su último informe, titulado “Muertos bajo custodia” e informó que en los últimos 15 años han fallecido 1.836 menores que se encontraban en programas del SENAME.

Chile tiene una ley que, desde el año 2017, sanciona penalmente el maltrato infantil y se endurecen las penas, además nuestro país ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño hace 30 años. Pero desgraciadamente las nuevas leyes no van acompañadas de un cambio cultural, donde los niños se instalen como la prioridad en todos los ámbitos, para sanarlos, para cicatrizar sus heridas, dejar de agredirlos, pero por sobre todo, dar un resignificado a la palabra amor.

El poemario Ternura, quizás uno de los más queridos por Gabriela Mistral, es una obra que realza la niñez y sus requerimientos ante la orfandad. “Piececitos de niño, azulosos de frío, cómo os ven y no os cubren, Dios mío…¡cómo pasan sin veros las gentes!”, clamaba Gabriela Mistral.

Carlos Schneider Yañez
Odontólogo y Magister en Gestión en Salud
Universidad de Chile
M.B.A. Tulane University (USA)

Categorías:Sin categoría

Etiquetado como:,

Deja un comentario