La manipulación de la información y el miedo a un supuesto caos como herramienta de opresión es, ha sido y pretende seguir siendo el mecanismo por el cual un selecto grupo de personas pretende satanizar la Constitución de salida. Vale recordar que esta última es fruto del trabajo realizado por los convencionales elegidos por toda la gente.
Pero, ¿Qué está detrás de esta satanización a esta nueva Constitución?
¿Por qué no se quiere que la gente la lea?
¿Cuál es la verdadera razón tras bambalinas?
¿Qué idea se intenta enarbolar, teniendo como base unos supuestos valores sociales, valores que, en la práctica, lejos de convertirse en los derechos sociales con base en la dignidad de las personas, ya sea educación, una salud y vejez reales para la toda la población, no son más que migajas a unos pocos, dejando a la gran mayoría cubierta por el manto del endeudamiento feroz para poder sobrevivir?
Cabe señalar que dicho endeudamiento es el que, por cierto, incrementa a cada segundo las arcas de enriquecimiento de los mismos que hoy defienden con tanta fuerza el modelo actual.
¿No será que al correr el velo quedará en evidencia que el real interés de esos pocos en perpetuar el actual modelo individualista en su esencia, con un Estado que encuentra sus límites en la subsidiaridad, quedando a los pies del particular (dueño del capital), no es otro que mantener sus privilegios, de los que se sienten merecedores de por sí y para los que una sociedad unida en sus convicciones, con el más puro razonamiento crítico que una vida de sacrificios puede enseñar, es la verdadera causal de tanto despliegue levantado en contra?
Hoy la lectura de esta nueva Constitución ha despertado el interés de muchos y eso es, por lejos, una gran noticia.
Pamela Walters Gastelu
Dirigenta sindical
Egresada de Derecho
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