De acuerdo a lo que nos indica el término o la palabra compuesta “psicología”, es fácil entender a esta disciplina como un estudio o un hablar de la psiquis del ser humano; la que se encuentra inserta en un ser viviente, especialísimo como es el hombre que, a diferencia de los demás vivientes que no son humanos, detenta en su estructura mental el nicho por excelencia que le posibilita ser parte de un entorno material-natural, como también humano-social, que le permite ir más allá de las respuestas instintivas y vitales de supervivencia propias de los animales, con lo que existiría un reconocimiento de la existencia en este de dos dimensiones que, por su constitución, aparecen como diferentes en la esencia que los identifica como tales, pero que en el fondo son parte de una misma totalidad o realidad.
Por un lado, este ser humano tiene una parte que es palpable y mensurable por ciencias como la física y la biología, con la mediación de los tradicionales sentidos -a los cuales ya se refiere Aristóteles en la antigua Grecia. Pero también, por otro lado, es indesmentible la existencia en este, de una parte muy peculiar, que se escapa a la acción inquisitiva de nuestros sentidos, pues no la podemos tocar, ver, oler, oír, etcétera – a la cual, históricamente, se la ha nombrado como mente, pensar, espíritu, conciencia y otras- de la cual las mencionadas ciencias nada pueden decir con certeza. Esta doble dimensión de elementos constitutivos aparentemente contrarios es la que caracteriza al hombre, convirtiéndose esta realidad en el sello que lo diferencia de cualquier otro ser vivo, que lo presenta como un ser único entre todos los seres que habitan el planeta Tierra.
En este contexto, es dura la tarea para el psicólogo en el tratamiento de sus pacientes, pues como ya vimos, el ser humano no solamente es único como especie, sino que a la vez es único como persona, como individuo, dentro de la misma especie, lo que lo hace diferente a toda otra persona; desde el punto de vista de los sentimientos, emociones, conductas, historia de vida, fines y propósitos. Esta realidad personal multidimensional de cada paciente hace que cada caso de estudio tenga aristas notoriamente diferentes con otros casos, impidiendo, por lo tanto, al profesional la creación de herramientas o metodologías que generalicen o universalicen situaciones, pues ello podría inducir fácilmente al error, al alejarse de las particularidades propias, correspondientes a cada persona, considerando lo que ha sido su experiencia de vida, en contacto con su entorno familiar cercano y social cotidiano, entre otros.
Como se deduce de lo ya comentado, se aprecia como efectiva la existencia de una psicología dedicada a las personas -psicología de la personalidad- ante lo cual pudiese pensarse que ese es el rol principal de la psicología; o sea, buscar la sanación mental de las personas a partir de su individualidad. No obstante esto, no se debe olvidar el supuesto simple y fundamental de la sociología, que nos habla de que el ser humano es un ser eminentemente social, lo que quiere decir que solamente se es humano y nos percibimos como humanos cuando nos relacionamos con otros humanos, ya sea para bien o para mal; nos guste o no nos guste.
Esto último es una importante llamada de atención, pues nos abre las puertas para pasar del ámbito de lo personal al ámbito de lo social; dimensión en que se deberían reencontrar las ciencias de la psicología y de la sociología, las que en algún momento tomaron caminos separados, pero que al parecer, por la acción de la nueva ciencia denominada psicología social, se estaría creando un puente o nexo que permitiría instalar ambas disciplinas en situación de colaboración respecto de un tema que es común, y que tiene relación con personas que interactúan, buscan solucionar sus necesidades y que conviven en sociedad.
Como se dijo, ambas ciencias tienen sus propios objetivos y es justo que así sea, pues ello les permite ser reconocidas como ciencias en sus particulares investigaciones y haceres.
En relación con la comprensión de la psicología social, parafraseando se puede decir que el cuerpo humano, en cuanto organismo -totalidad- para un normal funcionamiento, requiere de la participación de un sinfín de sistemas y subsistemas, encadenados por procesos interactivos que en su estado sano funcionan a la perfección. No obstante, de existir alguna dificultad en algunos de estos procesos que produzca lentitud o distorsión en la afinidad de procesos, se encenderán las alarmas de advertencia que señalarán al o los profesionales de la salud el camino a seguir para lograr identificar la causa del problema y proponer soluciones para restaurar la normalidad.
Este ejemplo llevado al campo de lo social, nos muestra personas que en su interacción generan lo que llamamos sociedad, donde el elemento concreto son estas mismas personas, y el elemento abstracto son todas aquellas relaciones que se generan entre estas, las que constituyen el motor fundamental de lo social. Con esto se quiere decir que el cuerpo social sólo puede sostenerse por las sanas relaciones que se puedan dar entre personas y organismos encargados de regular y hacer cumplir los mandatos que les fueron entregados por estas mismas personas.
Finalmente, y considerando estos puntos de vista, se nos aclara que psicología de la personalidad y psicología social son dos visiones de la psicología, que en su esencia resultan ser parte de una misma realidad, pues una lleva a la otra. Todo paciente con alteraciones graves en su personalidad, las padece individualmente, pero como producto de determinadas causas que tienen su origen en la sociedad. Es el caso de situaciones de estrés provocadas en el ámbito del trabajo, problemas en lo económico, largas jornadas de trabajo, inseguridad y bajas remuneraciones; todas estas, como es posible entender, tienen una repercusión en el individuo, anomalía que para ser tratada por el psicólogo, necesariamente deberá focalizarse en lo social, ya que lo humano y lo social siempre habrán de complementarse, pues son parte de un mismo proceso.
Silvio Becerra Fuica
Profesor de Filosofía
Villa Alemana
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