[OPINION] Tár y su sinfonía: Breves notas sobre el filme de Todd Field (Fernando Franulic Depix)

Todd Field nos entrega un film que los medios de comunicación masivos han caracterizado como un “drama psicológico”, no obstante, dicha categorización de TÁR (Estados Unidos, Alemania, 2022) es bastante diminutiva para una película de una alta complejidad temática y estética (también, por cierto, de perfiles psicológicos), en este sentido, yo diría que es un filme de “drama musicológico”, en el entendido de que la musicología es un saber de amplio alcance: no solo de música se trata, también de historia, de sociología, de antropología, de psicología social. La musicología en este caso es el estudio (esbozo, silueta, figura) de una mujer dedicada a la música: de sus intercambios sociales, de sus éxitos profesionales, de su percepción del mundo, de sus oficios como música (pianista, directora, compositora, además, doctora en musicología) y de sus amores lésbicos.

Lydia Tár antes del deterioro de su mundo social y la caída al abismo de lo desacreditado, a un nivel de la muerte social, estaba concluyendo el trabajo de dirigir las sinfonías de Gustav Mahler, labor que era grabada en vivo para un sello discográfico: faltaba la Sinfonía N° 5, la pandemia viral impidió que aquella tarea fuese terminada a tiempo. El tiempo era, según Tár, lo que ella manejaba cuando dirigía. Y ese tiempo, a la vez, lo compartía con una obra que estaba componiendo y una relación amorosa con la concertina de la orquesta filarmónica de Berlín, donde era directora titular. El tiempo en una sinfonía es llamado movimiento, generalmente estos movimientos poseen un nombre: aquí van, entonces, estas notas que se articulan según los movimientos de la Quinta Sinfonía de Mahler.

1.- Marcha fúnebre. En un paso medido. Severo.

Partir de cero: aquella es la severa opción de Tár frente a la debacle de sus intercambios sociales. Viajar a un entorno exótico, a países extraños, donde desarrollar su arte musical en libertad, sin tanto miramiento con relación a su maestría. Termina siendo la directora de una orquesta infantil, bañándose en una magnífica cascada, buscando almas simples y francas. Al final de la película, lo severo de sí misma y de sus relaciones personales en Alemania y en Estados Unidos deberían dar paso a la ternura: y ello se visualiza en la dirección orquestal con los niños y las niñas. Un juego que a ella no le molesta, un simple juego donde ella puede dirigir con desahogo y con gusto.

2.- Tormentoso movido. Con la mayor vehemencia.

Tár mantiene un pensamiento bastante convencional sobre los compositores. Ella separa persona y personaje. Entre sus estudiantes y sus estudiantas que adscriben a las nuevas identidades sexuales, ella no tiene problema de recoger la tradición de la historia de la música: en esta casi únicamente los compositores son hombres. También, la mayoría de los directores son hombres. Con su pareja hablan de Alma Mahler, la esposa del sinfonista, quien no pudo componer, pese a tener dotes creativos. Para Tár estas historias constituyen anécdotas, como asimismo lleva adelante sus amores. Sus relaciones amatorias se guían por una mezcla entre el capricho y la razón instrumental. No son amores, son sus favoritas: así, una violoncelista rusa configura la favorita del momento. En estas relaciones, ella mantiene el poder: el poder de la elección (como favoritas, le deben favores musicales) y el poder de la maestría (como favoritas, tienen el derecho de aprender de Tár). Todo este ir y venir de favoritismo, llevará el destino de Tár hacia el trastorno.

3.- Scherzo. Fuerte, no demasiado rápido.  

¿Existe una relación directa entre el comportamiento de Tár y el suicidio de la joven becaria? Si esta relación existió, tal como lo afirman la prensa, los estudiantes y las estudiantas, además, del grupo de abogados y de abogadas que la acusa ante la justicia, Lydia Tár pierde sus caracteres musicológicos para transformarse en una mujer que abusa de su poder para seducir y manipular a las jóvenes estudiantes que se sienten fieramente atraídas por ella.

4.- Adagietto. Muy despacio.

Ruidos y más ruidos. Ruidos muy suaves. ¿De dónde provienen? ¿Quién los causa? Es la psiquis de Tár que incide en una somatización. Tár, en la cima de su fama y de su saber, comienza un proceso de despersonalización: no todo lo puede controlar, no todo lo calman las pastillas, no todo es tan perfecto, no todo es tan marcado como un metrónomo. Entonces, vienen los ruidos de otra parte y esa parte son sus propios fantasmas, el fantasma de lo pulcro.

5.- Rondo-Finale. Allegro-Allegro giocoso. Fresco.  

Erwing Goffman señala en variados textos el proceso de desacreditación de un individuo o de una individua: es el estigma. Lydia Tár vivía en la exactitud del metrónomo, mas no fue capaz de percibir las relaciones adversas que se articulaban en torno a ella, relaciones que ella misma ayudó a configurar y fomentó con su rigorismo. Así, dicho rigorismo era una pesada carga: en lo psíquico y en lo social. Al final de un ensayo, la orquesta toca el último movimiento: ella reprime sus lágrimas; ¿eso no es acaso conocer la belleza?

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