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[CRÓNICA] La otra cara de la moneda (Gina Landázuri Cantos)

A menudo he escuchado a varias personas la muletilla de que “los niños son el futuro de un país”, y ante eso me he preguntado qué hay del presente de los niños y niñas, en especial de aquellas personitas que por una serie de circunstancias tanto familiares como sociales, no tienen las herramientas necesarias para acceder a los estudios y lo que esto implica, como ir al colegio, poder desarrollar sus talentos y habilidades, entre otras cosas que les gustaría hacer.

Ocasionalmente, sobre todo en aquellas épocas de campañas políticas, los interesados en captar votos suelen ir a los más recónditos y olvidados lugares de nuestra región, en especial a zonas con grandes necesidades, llámense “vulnerables”, llegando allí con intensiones ambiguas, ofreciendo ayuda, recorriendo los sectores en compañía de los mismos pobladores, llenándolos de esperanza con tener una vida mejor, y obviamente los habitantes de dichos sectores confían en quienes llegan con aires de mecenas, para luego de obtener su cometido nunca más aparecer por el sector, y la ayuda que tanto prometen jamás llega.

Tal es el caso del cerro Las Cañas en Valparaíso, al cual arribamos de la mano de Paulina Benavides quien es la dirigente de la organización El Chapulín Colorado. Ella es una esforzada mujer que, a pesar de su condición económica de bajos recursos, hace todo lo posible por darle una vida digna a sus hijos y a todos los niños y niñas del sector, los cuales junto a sus padres se han convertido en una gran familia.

No quiero parecer dramática al brindar este relato, pero la verdad es que la situación de vida de este sector no es la mejor; sin embargo, sus habitantes han logrado sobrevivir a las adversidades con mucha fortaleza, alegría y especialmente con amor y unidad: gran ejemplo para muchos. Debido a ese calor humano que encontramos en el lugar, llegamos junto a Fundación Cumpliendo Sueños para aportar con un granito de arena.

Es así como hemos conocido a varios niños y niñas, entregando kits escolares, supe que Alejandra (no daré apellidos a los protagonistas de este relato), una adolescente de 15 años, se muestra contenta con nuestro aporte. Me comenta que ese regalo le ayuda mucho a plasmar parte de sus sueños ya que quiere ser enfermera y espera poder lograrlo con el gran esfuerzo que hacen sus padres para mantenerla estudiando.

Me llama la atención Ismael, un pequeñín alegre y juguetón quien, con apenas cuatro años, ya juega a ser bombero, hasta tiene su propia estación en el patio de la casa de su abuela. Conversé con Yukime, una jovencita muy vivaz quien, a sus 17 años, está en tercero medio desarrollando sus aptitudes en el diseño gráfico y aspira en el futuro ser ingeniera en construcción.

En fin, podría nombrar uno a uno a los niños y niñas que hemos conocido en este sector solo para que se den cuenta de cuál es la realidad de las personas que se encuentran viviendo después de que termina el asfalto y les toca subir por caminos estrechos de tierra y a merced de la oscuridad cuando cae la noche.   

La finalidad de esta crónica es darles a conocer una realidad distinta, la otra cara de la moneda, esa que viven personas a las que les cuesta más encontrar un trabajo digno que les ayude a sacar adelante a sus familias. ¿Qué podemos hacer para ayudar a estos sectores sin llenarlos de bonos que, al fin y al cabo, solo hacen a un grupo de personas aprovecharse sin tener necesidad, apelando sensibilidad en las autoridades de turno?

Lo bueno es que, a través de este escrito, ustedes se podrán dar cuenta que existe gente con escasos recursos, quienes no esperan solamente ayuda parcial, también son personas trabajadoras que lo único que piden son plazas de trabajo, que más de alguna institución llegue a su sector a entregar seguridad, bienestar y especialmente la ayuda necesaria para vivir con las necesidades básicas como son casa, techo, empleo y –especialmente- educación para sus hijos e hijas.

Encontremos dentro de nuestros corazones a las personas solidarias que podríamos ser para llegar con recursos que puedan dar esperanza de alcanzar conocimientos y educación a este y otros sectores similares, porque es la única manera de sacar adelante a niños y niñas que formarán parte del futuro de nuestra patria.

Gina Landázuri Cantos
Directora
Fundación Cumpliendo Sueños

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