[OPINION] Concertacionistas fueron los salvadores de Pinochet (por Pablo Varas)

Para la derecha impulsora y gestora del golpe militar, ellos son el sector que más beneficios y prebendas alcanzó durante la dictadura. Los militares gobernaron para recomponerlos como sector social y, para que aquello sucediera, les regalaron fábricas y recursos naturales que pertenecían a todos los chilenos. Le entregaron todo un país.

La historia habría quedado mejor escrita con una real condena por todos los delitos que cometieron los militares que actuaron bajo el mando de Pinochet.

Ver también a Pinochet procesado por apropiarse/robar dinero fiscal, un ex comandante en jefe, un ex senador vitalicio terminar colocado como un ladrón condenado, y junto a ello -además- instalado en la galería universal de nefastos personajes que no dudaron en ordenar la muerte bajo cualquier pretexto; es con lo que la derecha y otros deben convivir y defender. Será así porque las futuras generaciones estarán siempre atentas a cualquier lectura por colocar lo mercurial como el centro de la verdad.

Piñera defendió a Pinochet porque él es un pinochetista de siempre, es por eso que no le creemos en su voto NO.

Lavín, Longueira, Desbordes, Espina, Buchi, Ossandon, Chadwick, Larrain, y también el Moreira y la Maldonado, hicieron una larga fila para consolar al personaje. Era su deber, estaban convencidos que la dictadura le hacía bien a la patria y se transitaba al desarrollo. No era relevante la vida ni el destino de millones. Ese dictador, que desde su guarida de cobarde y traidor gruñía aquel 11 de septiembre, imploraba lo salvaran. Él, que durante décadas era halagado y saludado como si de Luis XIV se tratara. Allí estaba, arrinconado y perdido, mientras escondían sus dineros robados en paraísos fiscales.

FORMER CHILEAN DICTATOR PINOCHET TALKS WITH ARMY COMMANDER IZURIETA UPON ARRIVING FROM LONDONPinochet ya tenía escondido el dinero robado en el Banco Riggs, eso lo sabían sus generales testaferros. Entonces lanzaron la cruzada de juntar dinero para la defensa. La derecha no tenía necesidad de rascarse los bolsillos, sencillamente pagó. Aunque más tarde, al sentirse engañados por su líder, discretamente lo abandonaron.

A salvarlo para devolverlo a la patria salieron todos en carrera, socialistas, ppd, democristianos. Llegaron a proclamar que era un atentado a la dignidad nacional. Los concertacionistas olvidaban como la CIA financió el golpe, pagó salarios, financió radios, diarios y revistas; allí era un asunto menor, pero defender a un general asesino y ladrón sí dañaba hasta la bandera.

Insulza vociferó que la institucionalidad estaba en peligro, que todos los esfuerzos para alcanzar la democracia se irían al infierno. Basta recordar que en esos años estaba en buen estado de salud el binominal, así que democracia… nada.

La Concertación no podía dejar abandonado al hombre que los obligó a pactar la entrega del gobierno con toda la institucionalidad y poderes fácticos que hasta hoy se mantienen. Evidente es que desde esos días nunca ha existido ningún gesto de digna rebeldía.

Pinochet está vivo en los pilares de los poderes fácticos que aún existen.

Por años PPD/PS/PDC/PRSD/PC han marchado en silencio para no poner en peligro lo “conquistado”. “Nos hemos sacrificado por Chile” gritan los revisionistas que viven de las migajas que les permite el modelo en la nefasta y espuria continuidad del sistema. Pactaron para que las empresas aporten al financiamiento de la política convirtiéndose así en un largo listado de pordioseros que trabajan para beneficio de los grandes grupos económicos.

Pinochet dejó como herencia la costumbre de robar y de impedir que la sociedad civil, que las instituciones que revisan a todos los chilenos, dejen al margen a los militares. Es por aquello que -bajo el concepto de reservado- el robo forma parte de lo cotidiano de la vida militar.

Para traer a Pinochet de vuelta a Chile, inventaron y construyeron todas las mentiras posibles. Prometieron que sería llevado a un tribunal para que rindiera cuentas por las miles de muertes cometidas bajo su mandato y por su orden. Que su estado de salud era precario y no sería capaz de soportar un juicio. Era un hombre ya anciano (como si Pinochet hubiera nacido viejo). Se preocuparon de nunca decir que se le haría un juicio por el estado en que dejó el país, y de cómo regaló a sus acólitos parte del capital que todos los chilenos, por años, habían construido.

A los traidores se les castiga/fusila en tiempos de guerra, pero a los conversos, mediocres, vendidos, traidores y pusilánimes, la historia seria los deja en su rincón, en esa esquina para escarnio. En ese lugar donde no hay espacio para los hombres dignos. En la actualidad, casi todos los salvadores de Pinochet están en el parlamento o han sido conspicuos yanaconas funcionarios de los gobiernos Concertación/Nueva Mayoría.

Así se fue Pinochet, en su cajón escoltado por un largo desfile de oscuros cómplices civiles/militares a los que les dejó un cadáver en cada ropero. Esos oficiales que durante años desde sus esquinas mediocres, aplaudían y saludaban una tras otras las falacias que durante toda la dictadura predicaron y urdieron.

Verlo detenido en Londres era una buena noticia, algo de consuelo para el notable, valiente y justo esfuerzo que se intentó para adelantar el fin de sus días de tirano.

Hay unos tribunales de justicia antes de la detención de Pinochet, y los que siguieron luego de los quince meses que pasó encerrado en su Punta Peuco de Londres. Se debe hacer justicia y afirmar que son miles los que le deben a Baltazar Garzón, estableciendo que las únicas deudas que se deben de pagar son las de la solidaridad.

Concertacionistas, la memoria de los caídos no les debe nada, absolutamente NADA.

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