Luces y sombras de Dobra Lusic: Crónica de un ex reportero judicial

«¿Cómo están chiquillos? ¿Alguna novedad?», pregunta Dobra Lusic a los periodistas que esperan en los pasillos de los Tribunales de Justicia la aparición de uno de sus colegas que lleva una importante causa judicial en materia de Derechos Humanos.

Estamos en los ’90 y la magistrada se pasea con comodidad en la Corte, casi como una «rock star». Luce orgullosa ser una de las pocas mujeres que han llegado a ser parte del tribunal de alzada en el machista ambiente de abogados y jueces. Dobra Lusic camina desafiante. Lleva en sus manos el expediente de la investigación contra el «Guatón» Romo, uno de los personajes más abyectos de la DINA, un traidor que delató decenas de compañeros socialistas, comunistas y del MIR. Por este motivo un interminable desfile de siniestros agentes del «Mamo» Contreras han tenido que concurrir a su oficina a declarar en largos interrogatorios.

«La Cobra» Lusic, le dicen los milicos. Le tienen temor. Saben que, si mienten, bien los puede dejar detenidos por largos meses para que digan la verdad. «La jueza de hierro» la apoda la prensa. El apelativo parece gustarle. Se siente muy segura, pues cuenta con un amplio respaldo de varios políticos de la Concertación, que ven en ella un símbolo de la «nueva justicia» que llegaba al país.

La magistrada también le ha tocado investigar el caso de Lumi Videla, ha sido la primera en dictar sentencia contra el agente de la DINA Marcelo Moren Brito y también dictado los primeros procesamientos en el caso del asesinato del periodista José Carrasco.

Cada vez que termina un interrogatorio, sale de su despacho y dialoga con los periodistas que se agolpan en el lugar. «Pongámonos de acuerdo, chiquillos», dice. «Ustedes saben que no puedo hablar del sumario», señala. Cuando las preguntas apuntan a diligencias en el caso, pide apagar las grabadoras y las cámaras de TV. «Yo les puedo decir, pero no con grabadoras», advierte.

En el ambiente en que las investigaciones sobre violaciones a DDHH se van fortaleciendo cada vez más, Dobra Lusic brilla con luz propia, a la altura de Milton Juica o Carlos Cerda, por ejemplo. Por ello, no resulta extraño su rápido ascenso a la Corte de San Miguel y luego a la Corte de Apelaciones de Santiago.

Si una habilidad parece tener la magistrada es la capacidad de saber leer los tiempos que ha vivido el país. Así pareció suceder en 1979, en plena dictadura, cuando le tocó investigar el caso del asesinato del niño Rodrigo Anfruns, en que existía sospechas de que sus autores eran agentes del Estado. No estaban los tiempos para investigar más. Por eso la jueza fue por el camino más corto, sobreseyó la causa y no condenó a nadie.

Ya en democracia, los tiempos estaban por investigar los crímenes de la dictadura. Entonces, investigó casos de violaciones a los DDHH, contando siempre con una fuerte escolta policial

LOS CUESTIONAMIENTOS

Pero una vez consolidada en su cargo en el tribunal de alzada de Santiago, Dobra Lusic comenzó a votar de una manera contrapuesta a quienes la habían visto en los ’90. Así, votó por rebajar a la mitad las condenas a los ex agentes de la DINA en la Operación Colombo; el 2007 estuvo por otorgar la libertad a los procesados por el caso Riggs, entre ellos, varios colaboradores del clan Pinochet.

En el último tiempo, la magistrada ha sido cuestionada por sus fallos en favor de las Isapres y en contra de los usuarios, ya sean estos enfermos crónicos, embarazadas o tercera edad.

Asimismo, se le critica a raíz de una querella por falsificación de instrumento público y estafa en su contra y de sus dos hermanos, por la compraventa de seis parcelas en El Monte realizada entre el 2014 y el 2019, según denuncia el medio electrónico «Interferencia».

Otro asunto complicado para ella es su relación con John Campos, conocido como operador para conseguir votos en el Senado para candidatos a la Corte Suprema. La cercanía con este personaje, denunciado por abuso de menores en un hogar de cuidado de niños vulnerables en Parral, ha sido denunciada por radio Biobío. El mismo medio indica que Lusic recomendó a Campos para ser notario suplente en la Quinta Notaría de San Miguel, a pesar de esta denuncia.

En el plano político, los cuestionamientos apuntan a haber favorecido a dos cercanos personeros a Piñera en el caso Penta, el exsubsecretario Pablo Wagner y Santiago Valdés, exadministrador electoral de la campaña presidencial de Piñera en el 2009. Según denuncias publicadas por El Mostrador, Lusic remitió la causa a la 11a Sala, presidida por una amiga de John Campos, tribunal que terminó por sobreseer a ambos personeros. De aquí vendría la «vuelta de mano» de Piñera para nombrarla en la Corte Suprema.

Además, parece que la obsesión de Lusic contra la prensa no es nueva. Ahora ha surgido la denuncia del periodista Francisco Martorell de que tanto él como su colega Felipe Pozo, ambos en ese entonces en Revista Análisis en 1996, fueron condenados por Lusic a pagar una multa en dinero por revelar aspectos de un sumario de una causa de interés público. Posteriormente, en el 2004, en otro caso, el mismo Martorell fue sometido a prisión preventiva por Dobra Lusic, debido a declaraciones de un entrevistado. Finalmente, fue sobreseído por la Corte Suprema.

La más grave crítica desde el punto de vista de su actuación judicial también proviene de radio Biobío y señala que la jueza dictó fallo en causa civil en favor del Banco de Chile, estando inhabilitada expresamente para ello por la Corte Suprema.

La guinda de la torta fue su reciente declaración cuando se presentó ante la comisión del Senado, en la víspera de la votación de la Cámara Alta respecto de si accede a su nombramiento en la Corte Suprema por parte de Sebastián Piñera o lo rechaza.

«Creo que hay que regular la prensa, los medios de prensa. No puede ser que cuando una persona llega a un momento tan trascendente, importante de su vida, que es la culminación, sea objeto de gestiones de esta clase, con un ensañamiento, con una virulencia despiadada, eso no puede ser ¿Si yo no fuera mujer habría sido igual? Yo pienso que no».

LA VERDAD, SIEMPRE

Al hacer un recuento de la trayectoria de la jueza Dobra Lusic, es posible observar un comportamiento similar al de otros personeros, ya sean políticos, judiciales, empresariales, eclesiásticos, etc. La prensa siempre incomoda. Se le busca como «amiga» cuando sirve a sus intereses. Por ejemplo, la usan para escalar en su carrera profesional. Pero cuando esta misma prensa empieza a investigar acciones reñidas con la ética o al margen de lo legal, entonces la prensa es «despiadada», «una jauría», etc., etc.

En esta democracia todavía por construir, ha sido la prensa la que ha destapado los graves casos de corrupción que socavan la credibilidad de las instituciones del país.

La verdad que busca la prensa es la misma de ayer y de hoy. Hace 20 o 30 años Chile clamaba por verdad y justicia en derechos humanos y la prensa se volcó a revelar las peores atrocidades de la dictadura.

Hoy, a pesar del asfixiante duopolio de El Mercurio-Copesa, es la prensa -fortalecida por numerosos medios democráticos- la que busca la verdad en los robos, desfalcos, fraudes al Fisco, tráfico de influencias, encubrimientos y tantos otros delitos que día a día van saliendo a la luz gracias al trabajo serio y profesional de los periodistas.

Una tarea en que el periodismo nacional no claudicará, a pesar de las diatribas de juezas o personeros de este país molestos por quedar al descubierto.

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