Valparaíso

[EDITORIAL] Cómplices pasivos

La denominación de “cómplices pasivos” surge a propósito de aquellxs que, habiendo apoyado la dictadura cívico militar en Chile, no tuvieron un rol protagónico o activo en la misma. Con ello se quiere indicar que no por pasivos dejan de ser cómplices de los crímenes que dicha dictadura cometió.

Ahora bien, el triunfo electoral de la derecha que lleva a Sebastián Piñera a su segundo mandato pone una vez más al frente del gobierno a los cómplices activos de la dictadura, los colaboradores directos de Pinochet en La Moneda, en los ministerios, en los gobiernos regionales, en los municipios. Eso no puede ser soslayado bajo ningún punto de vista: nos gobiernan los cómplices de los crímenes cometidos durante 17 años. Los que justificaron o miraron para el lado cuando se exiliaba, encarcelaba, torturaba y se mataba sin que existiera un solo órgano del Estado que velara por los derechos humanos básicos de las víctimas. Individuos, por lo demás, que se aprovecharon de la ausencia de entes fiscalizadores del Estado para enriquecerse, delitos groseros mediantes. Por lo mismo, estos cómplices no tienen moral para hablar de democracia o de condenar la violencia, ni aquí, ni en la quebrada del ají.

Es preciso señalar que Piñera fue elegido en segunda vuelta con cerca de 3.800.000 votos, equivalente al 27% de lxs chilenxs con derecho a voto. Dentro de ese porcentaje de sus electores se encuentra desde la “familia militar”, la derecha fascista, los cómplices activos y pasivos de la dictadura, y una masa de personas que legítimamente decidieron confiar los destinos del gobierno a estos secuaces del crimen organizado.

Dentro de esta masa de votantes de Piñera existen personas inteligentes, honestas, integras. Eso no está en cuestión. Es por ello, precisamente, que nos resulta incomprensible que, después de todo lo develado en el último tiempo, dónde ya no caben dudas de la total falta de ética, cuando no el gesto derechamente delictual del primer mandatario, de la compulsiva tendencia a mentir de su primo jefe de gabinete (y guaripola de los cómplices activos de la dictadura), que estas personas probas guarden silencio y no salgan a desmarcarse de la corrupción y el delito encubierto o impune, hecho que los comienza a convertir -en plena “democracia”- en cómplices pasivos del mal gobierno.

Ciudadanos honestos votantes de la derecha, hoy no existe la excusa de la burbuja, el “no sabíamos que estaban matando o robando”. Hoy hasta los medios de prensa controlados por este sector (casi todos) han tenido que mostrar una verdad que no resiste camuflajes. Y si no, las redes sociales se han encargado de desenmascarar la mentira o ampliar la información sesgada. Tengan la certeza que ser cómplices pasivos del gobierno de Piñera y de todos sus secuaces los involucra indefectiblemente, los estigmatiza.

Siempre es difícil reconocer que uno se equivocó en el depósito de sus confianzas, que terminó entregando representación a una tropa de forajidos. Da pudor tener que asumir tamaño error. No obstante, es más vergonzoso y condenable no rectificar sabiendo lo que ocurre a vista de todxs.

De ustedes depende que, en su calidad de ciudadanos, no sean mañana señalados como los cómplices pasivos del delito, la corrupción y la injusticia imperante.

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