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[OPINION] El pinochetista Piñera (por Pablo Varas)

No queda duda que aquel gesto de cerrar el penal Cordillera y hablar de cómplices civiles/pasivos formó parte de una puesta en escena para salvar la pesada conciencia de su padre que, luego de firmar la carta de los Trece del PDC condenando el golpe militar, no tuvo la consistencia para mantenerla. Llamó para que lo borraran de aquel documento que salva a unos cuantos y del que muchos han tratado de colgarse para evitar la condena de ser aquellos que fueron a golpear las puertas de los cuarteles.

La trayectoria económica piñerana durante la dictadura es placentera. El modelo estaba construyéndose para ellos y alejado de la violenta realidad que conocía la inmensa mayoría de agredidos ciudadanos. El PEM y el POJH, millones de chilenos trabajando por unos miserables pesos para vivir, son el mejor ejemplo de que el modelo estaba destinado para unos pocos, entre ellos, Piñera.

Mientras construía su hazaña en el Banco de Talca, que ha sido como una sicopatía permanente de la que nunca ha querido curarse. Arroparse de la mentira cuando la dura realidad es un perfil de quien camina en la débil línea entre la delincuencia y fanfarronería. No es lo mismo ser fugitivo de la justicia de un hermano en el ministerio de Pinochet, que los millones que se debatieron entre el PEM y el POJH para salvar la vida.

No es creíble que haya votado por el NO. Las cuatro esquinas de la razón confirman que aquel acto es secreto, pero sus pasos y accionar lo llevan para demostrar que no marcó aquella alternativa. Piñera votó por el SI. Como se puede olvidar a Piñera empujando como alocado empresario el carro presidencial de Büchi, el elegido por Pinochet al que no quiso el padre de Piñera condenar, y para quien trabajó su hermano y sus amigos. Pero ese es finalmente un asunto de familia y amigos.

Piñera sabe jugar con dinero sin importar como lo junta. En los años noventa cuando los números mostraron casi un 10% de crecimiento nunca antes conocido, las garras piñeranas estaban obnubiladas entre los miles de millones que sus empresas acumulaban. Ese tiempo en que todo es perfectamente legal, pero que en su interior llevaba el diseño de eludir los pagos que se deben hacer al erario nacional. En lenguaje sencillo, eso es robo.

El juego sucio y avariento lleva a recordar cuando el 2011 exigió, el dueño del retail Johnson’s, que al pago de sus impuestos que no quería pagar, se le condonaran las multas e intereses acumulados por casi 10 años y que llegaban a la friolera de $59.000 millones. Asunto de socios, finalmente uno de ellos era el presidente de Chile.

Piñera es un asiduo practicante de los juegos sucios tal como se lo dejara registrado una radio Kyoto, donde sin el menor reparo se devoraba en pedazos a su amiga Matthei, su lancera, y pedía la dejaran como una “tonta”. Años después, sin tragarse ningún sapo posiblemente vomitando, votó por ella en su derrota anunciada. Algo así como el compañero malo del curso, ese que se comía su manzana escondido debajo de las escaleras del colegio.

Posiblemente, Piñera es uno de los pocos presidentes de Chile que debe esconder las fotos que se toma con sus amigos. En el caso de Perú -por ejemplo- los últimos han terminado en prisión o fugados de la justicia por ladrones: Humala, Toledo, PPK, abyectos y serviles, entregados a la corrupción. En el escenario nacional tampoco queda menos. Sus aliados económicos como Lavín y Délano, procesados por torcer la legalidad tributaria a quienes no fue a visitar mientras estaban en la cárcel. Olvidó a su amigo Orpis (UDI), encausado por tantos delitos tributarios, muchos para beneficio personal. No recuerda a Rosauro Martínez (RN), procesado por asesinato de personas indefensas.

Es pequeño, chiquito y no da el ancho para pasar a la historia. Posiblemente, aún pasado algunos años de su triunfo, ni ellos mismos logren entender como la precariedad los abrazó, dándole las condiciones para que este país sea gobernado de esta forma; es decir, entre la mentira, la falta de ética y trabajar para entregar a los grupos económicos un sistema tributario que estará lejos de los ingresos que necesita el país para repartir de mejor manera entre los millones de necesitados que no son la “clase media” por la cual ellos sostiene trabajar.

Posiblemente, los países nunca desaparezcan, pero sin lugar a dudas este periodo no estará escrito como uno significativo, se preguntarán las próximas generaciones que pasó para que se volviera a la gobernancia piñerana/pinochetista. El construyó su propio gato para sacar las castañas, JA Kast, descubierto escondiendo sus dineros en paraísos fiscales. Esos gritos de saludos a Pinochet la noche de su proclamación y la defensa que hiciera de un dictador mientras estaba preso en Londres, condenado por todos los países democráticos del mundo.

Aunque un narcotraficante compre todos los números de rifa del curso de su hijo, aunque asista a todas las reuniones de apoderados y pague el bus para el paseo de fin de año, seguirá siendo un traficante. Eso no se cambia.

Hoy, cuando Bolsonaro, amigo de Piñera, considera que el asesinato bajo tortura del general Bachelet es una victoria sobre el comunismo internacional, el ahora presidente no queda a la altura de los hombres, más bien se hace pequeño, mediocre, un lunar, un insignificante dibujito del tamaño de un gusano.Opinion_PabloVaras

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