[OPINION] Peñailillo tiene que responder (por Gato Dequinta)

Otra vez llega un misil desde Brasil: el presidente de la empresa OAS revela que habría aportado más de 100 millones de pesos a la última campaña de Michelle Bachelet, a través de la sociedad creada por Giorgio Martelli.

Los que conocieron los vericuetos de esa campaña recuerdan claramente la actitud soberbia y excluyente del grupo de “amigotes” de Rodrigo Peñailillo, considerado en ese entonces el “niño-maravilla” y el “regalón” de Bachelet.

Los entonces líderes de la Nueva Mayoría fueron excluidos de manera humillante por los “millenials” integrantes del círculo de Peñailillo.

Los “viejos tercios” de la ex Concertación planteaban seguir financiando las campañas de la manera tradicional, es decir, pedir donaciones a empresarios y figuras destacadas del quehacer nacional. Pero los jóvenes que se tomaron el comando de Bachelet pensaban otra cosa.

NUEVA FORMA DE FINANCIAMIENTO

“Estos viejos están obsoletos. Nosotros vamos a hacerlo mejor”, se ufanaban en el comando de avenida Italia, mientras miraban con desprecio y tiraban al tarro de la basura cualquier propuesta de los “vejestorios”.

De esta forma, Peñailillo y sus amigos se tomaron el comando y no dejaron a nadie que no fuera de su absoluta confianza -léase que carretearan juntos- dentro de las tareas de financiamiento de la campaña.

Un ejemplo de la forma de actuar de Peñailillo quedó en evidencia una vez cuando uno de estas “viejas” figuras políticas había acordado con el entorno de Bachelet que ella grabaría un video de apoyo para candidatos. Pero Peñailillo detuvo en seco la iniciativa. “No, no. Paremos la volá”, dijo. “Nosotros les vamos a decir cuándo y cómo se hará la campaña”, respondió. Por supuesto, esos candidatos nunca fueron llamados por los amigos del “galán rural”.

Y así, los “vejetes” se quedaron masticando su rabia, mirando desde afuera cómo este grupo de mozalbetes actuaba con total descaro y sin control alguno. El comando era entonces sólo Peñailillo y sus “boys”. Estos últimos además profitaban de su amistad con el futuro jefe de gabinete, al ser remunerados con platas que conseguía Martelli a través del pago de boletas millonarias.

Un viejo político advertía: “Estos cabros van a dejar la cagá. Nadie los controla, no les rinden cuentas a nadie y tampoco nadie sabe de dónde sacan la plata. Su forma de actuar es irresponsable y muy peligrosa, de insospechadas consecuencias”. Pero ninguno escuchaba. Todos querían congraciarse con Peñailillo, el niño mimado de Bachelet.

Entonces, estos “millenials” idearon una nueva forma de financiamiento, con Martelli como brazo ejecutor. En vez de recibir el dinero directamente de donaciones, crearon una empresa SpA y boletearon a destajo, sin medir ni controlar de dónde venía la plata.

RED DE ESPÍAS Y CHANTAJES

Cuando ganó Bachelet, Peñailillo, ya nombrado como ministro del Interior, instaló una verdadera red de espías y control sobre todos los ministros, nombrando jefes de gabinete a sus “amigotes” más próximos.

Y entonces, cuando Peñailillo cayó en desgracia y fue sacado del cargo de ministro, la red que instaló comenzó a desmoronarse. Pero algunos de estos personajes se aferraron a sus cargos y hasta se habrían atrevido a chantajear a algunos ministros con que, si los despedían, revelarían todas las formas de financiamiento de la campaña de Bachelet.

Martelli sólo es el ejecutor de un equipo que fue encabezado por Rodrigo Peñailillo. Este, finalmente, debe dar la cara. Tiene mucho que decir y aclarar en este caso que salpica a la ex Presidenta Bachelet con la inaceptable mancha de la corrupción.

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