Tal como estaba planificado, el mercado inmobiliario se volcó a los arrendatarios y no a los propietarios tras lo acontecido con el estallido social.

Cómo señalamos en otras columnas sobre este tema, se ha estudiado y comprobado que en las crisis los pobres son los primeros en caer y los últimos en levantarse, si en ello -claro- no se les va la vida. Pasó el año 1983 con el 10% de las pensiones de los jubilados, dinero que nunca se les devolvió. Muchos ya murieron esperando.

Ahora es el turno de la vivienda. Las tasas subieron, el riesgo aumentó y ello agrava las opciones de acceder a un Crédito hipotecario. Y sigue así: al que gana menos de un millón  de pesos la única opción es arrendar, lo que ha sido leído muy bien aunque los datos obligan a pensar en una detallada planificación para tener menos propietarios y más arrendatarios.

Las cifras de esta semana ratifican este escenario que favorece a los grandes capitales que construyen edificios de departamentos sólo para arrendatarios, y los bancos prefieren tener un  deudor y no miles dando vuelta. Hoy, según la Cámara Chilena de la Construcción, 4 de cada 10 departamentos se construyen para renta. Como hemos dicho, los bancos le pasan el dinero a un intermediario que paga un dividendo x, pero obtiene un delta con la renta. Esto es legítimo, pero perverso. El que habita paga más por arriendo que por un dividendo, definitivamente un aviso más.

De paso, las ganancias de la banca al tercer trimestre del año pasado fueron de USD 2.700 millones.

Estas ganancias son mayores a toda la reforma tributaria que está proponiendo el gobierno para sacar adelante el mínimo de las demandas sociales. Con ese dinero no se llega al 10% de lo que Chile requiere para salir del hoyo en que se encuentra. Y no es que falte dinero, porque esta  crisis no es financiera, sino ética. Dinero hay y se encuentra en pocas manos, cada vez menos. La misma crisis hará más ricos a los ricos especuladores y más pobres a los pobres, si no se adoptan los cambios sustanciales. La historia lo demuestra y no hay discusión (Piketty, Thomas. El Capital en el Siglo XXI).

Me temo que los grandes empresarios, los que abren negocios, están hoy enfrentados a los especuladores, partiendo por el principal apostador que ha conocido la historia de Chile, quien nada menos está en La Moneda. Seguro que en ese gallito  las presiones son cruzadas y veremos su desenlace.