Señor Director:
Uno de los temas que emergió con fuerza durante el estallido social de 2019, fue el de los altísimos precios de los medicamentos de marca e innovadores. Esto incluyó la quema y saqueo indiscriminada de decenas de farmacias como símbolo de esta injusticia que puede llegar a cobrar la vida de los más pobres.
Era de esperarse que la clase política al fin diera el ancho y se concentrara en impulsar aquellas acciones que llevan años esperando para liberarse del veto de la industria farmacéutica. El gobierno dio el primer paso al impulsar la Ley Cenabast, una demanda de años de quienes luchamos por un acceso más justo a los medicamentos. El Congreso tramitó aceleradamente esta iniciativa, no sin antes incluir en ella a las Cadenas partícipes de la colusión. Esta Ley es, en el papel, el cambio más importante para el mercado de los medicamentos en las últimas décadas. Da la posibilidad de acceder a precios parecidos a los que compra para sí el Estado, ya no con porcentaje de descuento, sino varias veces menos al del retail farmacéutico. Pero falta mucho para que esta ley tome cuerpo y será necesario más de alguna modificación legal para hacerla más operativa para las personas e imperativa para la industria, la cual se resiste a poner a disposición de las Farmacias Independientes los fármacos que vende al Estado.
Por su parte, el Congreso avanza a paso cansino con la ley de Fármacos II. Recordar que después de la aprobación de su antecesora, los precios de los medicamentos más usados por la población han subido casi al doble, un hecho inédito en la mayoría de las industrias. Más allá de la receta por DCI (nombre genérico), no ofrece grandes novedades.
Donde sí parece haber movimiento es en la propuesta (de última hora) de que, a través de la misma Ley de Fármacos II, donde el Congreso entre a tallar como árbitro de la disputa entre Laboratorios y Cadenas, estableciendo una Regulación de precios para los medicamentos innovadores (al estilo Ley Ricarte Soto) y una tarifa plana por la venta del medicamento en las farmacias. Esta propuesta dejará contentos tanto a los Laboratorios Internacionales, como a las tres principales cadenas (también de propiedad extranjera), pero tenemos dudas de que los incentivos estén puestos de manera correcta y no cercenen la poca competencia del sector, garantizando por años las ganancias de los incumbentes.
Atentamente,
Daniel Zapata Zapata
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