[OPINION] El concepto de “lo pulido” como trasfondo de las relaciones sociales (Silvio Becerra Fuica)

En todas las sociedades, en una especie de ética que pretende ser la rectora de las relaciones humanas, existe la puesta en escena de un posible y nuevo estilo de vida que aparenta ser lo que las personas desde su más profunda intimidad desean, pero que en el fondo dista mucho de lo que conviene a los seres humanos en cuanto parte esencial de lo social.

La aparente positividad y perfección de la sociedad está dada por algunos elementos que son parte de nuestro diario vivir, los que son reconocidos y aceptados a nivel global como característicos y similares a los que conocemos y entendemos como pulidos en el acontecer cotidiano, lo que, como sabemos, tiende a conformar la idea de que lo que se desea, como aspiración máxima de posibles proyectos de vida, se adapta con facilidad a este concepto de lo pulido, donde todo resulta suave al tacto y hermoso a la vista, realidad sin altibajos, que todo lo facilita y a nada se contrapone, haciendo las veces del mejor de los anestésicos.

Desde este punto de vista, lo pulido se ha convertido en el motor de partida fundamental para el traspaso de sus arcanas y conocidas características, a un nuevo mundo o realidad, de la que poco sabemos y de la cual nada queremos saber, pues ésta como tal, en su pulida presentación, nos satisface plenamente, pues en nada nos contradice y en todo nos refuerza y avala, con la máxima positividad  

Lo pulido o liso, con su sola presencia, provoca un estado placentero y agradable, el que además no requiere de nuestra intervención, pues ya viene listo para ser usado y consumido sin mayor esfuerzo por todos aquellos que sólo desean un estado de confort, resultando, desde el punto de vista que se le mire, una puerta abierta para la acción del individualismo, donde el confort y los beneficios son para persona, sin importar lo que pase con quien tengo al lado o con todos los demás. Es la cultura de lo fácil que poco a poco fue generando un inamovible muro que separa dos modos de realidad para los humanos: la vital-social, que es la que hemos conocido por siglos, y la virtual, que se ha instalado durante las últimas décadas como una nueva forma de interpretar y vivir la realidad, que es la que se ha ido enseñoreado a nivel global, amparada en el desarrollo científico y tecnológico de las sociedades. La primera, hasta donde tenemos memoria, era una realidad bastante más cercana, transparente y susceptible de ser criticada y modificada en sus errores y defectos, pues existía una cercanía y consciencia de esta. La segunda en su virtualidad y alteridad, se escapa como el agua entre las manos, impidiendo que nuestro entendimiento logre aprehenderla, pues su funcionamiento y estructura algorítmica, tan diversa, impide que así sea.

Lo que la filosofía, sociología y literatura quieren dar a entender y alertar, cuando hablan de lo pulido -en el contexto del entramado social,- tiene que ver con la forma en que el ser humano, como persona, se desenvuelve y cómo éste reacciona frente a lo que la sociedad le presenta y le ofrece; reacciones que, por lo general, por la inexistencia de un pensamiento crítico, pasan a ser solamente acciones consecuenciales e inconscientes, que solo permiten entender algo así como que, después del número 4, viene el número 5.

El filósofo surcoreano Dyung-Chul Han, exponente analítico y crítico fundamental de lo pulido en el contexto de lo social, habla en su libro “La Salvación de lo Bello,” (2015) de la “Sociedad Positiva” (2015), haciendo hincapié que nuestra época, a nivel global, se caracteriza por la categoría de lo pulido, donde no existe el amor ni la empatía, sólo una exacerbada complacencia que determina un enfermizo consumismo.   

Todo lo anterior nos permite comprender que la idea o concepto de lo pulido fue tomada de la realidad más cercana al hombre para, posteriormente, ser integrada quirúrgicamente al contexto de lo social. Esto conlleva a una acción de aceptación inmediata, sin que medie un espacio para la reflexión o análisis que permita entender lo que subyace a este concepto, en cuanto pulido. Existe una gran dificultad para escapar de esta adornada dimensión de la pulidez social, que como en este caso, con mucha fuerza y calculada persuasión, incita a la aceptación de lo que, a primera vista y según la experiencia personal, se entiende como pulido, lo que siempre se expresa, según como ya se mencionó, como suave y agradable a los sentidos tradicionales.

Son muchas las formas del pensar ideológico que se afanan por aparecer o presentarse ante nuestro entendimiento, como si fueran una viva expresión de lo pulido. Esto sin duda debería ponernos sobre aviso de que no sólo en el mundo de las cosas materiales encontramos lo pulido, y lo que no lo es; sino que también lo encontramos en el ámbito de lo social, del lenguaje y del discurso, lo que lleva a un tipo de conocimiento que puede ser veraz o no; siendo este el momento en que es preciso estar alertas, con el fin de descubrir y desenmascarar el mundo de lo obvio y todo lo que se oculta tras de este.

Finalmente, de lo que hablo tiene que ver con la existencia de un pensar pulido que, de acuerdo a lo expuesto anteriormente, asumimos fácilmente como de gran perfección, por lo cómodo, hermoso y decorado de su envoltorio que, en la inmediatez misma, nos aparece como un extraordinario regalo, al que no podremos renunciar, ni dejar pasar, pues nuestra configurada mente, ya subyugada y cautiva, coopera en este sentido. Quizás sea el momento de entender aquel sabio dicho que nos advierte que lo fácil y barato, a la larga, termina siendo más caro.

Silvio Becerra Fuica
Profesor de Filosofía
Villa Alemana

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