[OPINION] Venezuela y lo que a nosotros respecta (por Mario Gutiérrez*)

Vae victis (¡Ay, de los vencidos!) es la frase latina para describir la inmisericordia del vencedor, y la impotencia del vencido frente al abuso. La vigencia de esta locución ha sido refrendada durante todo el siglo veinte: España, Camboya, URSS, Argentina, Chile y muchos más. En un sentido u otro, la escisión política de la sociedad, ha traído una invariable secuela de terror, persecución y muerte.

Venezuela vive una situación crítica, no es preciso para los chilenos describir lo que significa una sociedad polarizada y llevada al extremo de la incomunicación y la mutua descalificación entre los bandos y grupos sociales en pugna.

Tal situación hace que el proceso político venezolano periclite gravemente hacia ese ya reiterativo modo de resolución de conflictos, que es la fuerza, mediante la cual un bando hará del otro su víctima.

Un aspecto que agrava esta situación, y que nos compete como Estado, es la impúdica violación del Derecho Internacional por parte EEUU al amenazar militarmente e interferir en la política interna de un país soberano.

Chile, en su política internacional, ha sido invariablemente adicto al respeto del Derecho Internacional y al principio de No Interferencia en los procesos de cada país.

Así lo demostró durante la Primera Guerra Mundial (1914-18), conflicto durante el cual nuestro país estuvo sujeto a las fuertes presiones de las coaliciones en contienda. Más aún, cuando las comunidades inglesas y alemanas se habían constituido en influyentes opiniones en este país.

Cuando se sucede la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y la presión del Estado norteamericano era casi irresistible, también se mantuvo el principio de la neutralidad y la no interferencia durante casi todo el conflicto. Sólo al final del cual se le declaró la guerra a un ya derrotado Imperio del Japón.

En esta misma línea, durante el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, en el 2003, y siendo Chile miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, EEUU presionó fuertemente para que nuestro país apoyara la invasión a Irak.

En nota del 26 de septiembre de 2007, El Mercurio transcribe la conversación telefónica sostenida por el presidente chileno con George Bush:

«Lagos debe saber que el Acuerdo de Libre Comercio con Chile está pendiente de confirmación en el Senado y que una actitud negativa en este tema podría poner en peligro esta ratificación», advirtió Bush. (1)

A pesar de la amenaza de frustrar el acuerdo comercial, el Estado de Chile se mantuvo leal a su tradición y no apoyó la invasión a Irak.

Coherente con la tradición de nuestra política internacional, Michelle Bachelet, en el contexto de la visita que en agosto de 2017 realiza el vicepresidente de EEUU Mike Pence a Chile, le explicita que:

«Chile hará todo lo posible para ayudar a los venezolanos, pero no apoyará ni golpes de Estado ni invasión militar, sino que nos adaptaremos a la decisión de la Organización de las Naciones Unidas». (2)

Contrario sensu: en el marco de la Octava Cumbre de las Américas (2018), y apropósito del bombardeo contra todo Derecho que EEUU lideró y ejecutó contra otro Estado soberano que es Siria, el vicepresidente de EEUU Mike Pence sostuvo una reunión bilateral con el Presidente Sebastián Piñera:

«Queremos agradecerle por el apoyo firme que ha demostrado a los esfuerzos realizados por los Estados Unidos, Francia y Reino Unido en degradar el arsenal de armas químicas en Siria». (3)

Además de lo anterior, Piñera ha involucrado al Estado de Chile como partícipe del complot ilegal que boicotea la participación del presidente Maduro en la Cumbre de las Américas.

Esto es de suma gravedad. Hasta el actual gobierno, nuestro país nunca había sido cómplice de actos que violaran el Derecho Internacional, ni se había conducido internacionalmente como un Estado filibustero ni sumiso que, en busca de prebendas, abandonara aquellos principios que tan dura y arriesgadamente han guiado y honrado nuestra política internacional.

Hoy día, Venezuela, como hemos dicho, vive una situación de desgarro social, y nosotros, como país y como colectivo político, tenemos la pretensión de haber aprendido algo de las duras lecciones de nuestra historia, siendo una de ellas el que todo proyecto de transformación profunda de una sociedad sólo tendrá posibilidades de lograrse en la medida que logre establecer transversalmente una comunidad de propósitos.

Los gobiernos y corporaciones que gobiernan desde las sombras a otros países, financiando y corrompiendo individuos e instituciones; aquellos que monopolizan los medios de comunicación y la industria del entretenimiento, modelando la opinión pública a su amaño; esos que ponen cuñas ideológicas entre los miembros de la sociedad, infectando los conflictos existentes y generando otros nuevos; ellos, los dueños del capital financiero, son quienes promueven el conflicto crónico de las sociedades, pues saben que en la unidad de las naciones está su mayor contrincante.

Apoyar o no el proyecto político fundado por Hugo Chávez es un tema opinable, mas apoyar o no la intervención extranjera en la política interna de un país soberano sí nos compete, y más cuando Chile es llevado a defraudar su permanente adscripción al Derecho Internacional, que es el elemento que regula las relaciones entre Estados en igualdad de condiciones.

Cuando se rompe este Derecho, empieza el imperio de la sola fuerza, la barbarie.

La decisión del presidente de la República de Chile de apoyar el uso de la fuerza, más allá de toda consideración respecto del Derecho Internacional, viene a allanar toda limitación moral y legal en su uso y, junto a ello, renegar del rol que Chile siempre ha cumplido en el concierto de las naciones del mundo.

La obsecuencia al poder de la fuerza obviamente estimula la opción de la intervención armada en Venezuela, cuestión que, desde esta perspectiva, se suma a la lista de las ilegales intervenciones militares de EEUU en diversas partes del mundo, situaciones de las que hasta el hoy no hemos sido partícipes, antes bien, sus detractores.

Piñera y su cobardía moral para enfrentar a EEUU ha defraudado una limpia tradición de la República de Chile y puesto en situación aún más grave a Venezuela, pues para EEUU, contar con el respaldo de Chile en una posible intervención armada en Sudamérica, es importante.

* Mario Gutiérrez C., Licenciado en Historia PUCV, miembro del Comité Ejecutivo del Movimiento Nueva Fuerza

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(1) http://www.emol.com/noticias/nacional/2007/09/26/276628/lagos-revelo-en-2005-el-tenso-dialogo-con-que-bush-presiono-a-chile.html

(2) http://www.adnradio.cl/noticias/nacional/michelle-bachelet-y-venezuela-chile-no-apoyara-ni-golpes-de-estado-ni-invasion-militar/20170816/nota/3550838.aspx

(3) http://www.cooperativa.cl/noticias/mundo/ee-uu/mike-pence-agradecio-al-presidente-pinera-apoyo-tras-ataque-a-siria/2018-04-14/182738.html

 

 

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