Los camioneros han vuelto a hacerlo otra vez. En octubre de 1972 paralizaron el país y anticiparon el golpe de Estado, desestabilizando sediciosamente al gobierno de Salvador Allende. Hace poco, en el 2015, volvieron a presionar al gobierno de Michelle Bachelet, paseando los camiones quemados frente a La Moneda en un claro signo de amenaza e intimidación.
Hoy nuevamente amenazan con paralizar el país. Pero esta vez cuentan con el apoyo del gobierno de Piñera. El ministro Pérez dijo que se trata de “una movilización pacífica” y el ministro Desbordes -que a varios ha encandilado con su apoyo al 10% del retiro de AFP y que dice estar por el Apruebo- señaló que “el paro de camioneros es perfectamente entendible”.
LOS ÁRBOLES NO DEJAN VER EL INCENDIO
Resulta interesante de analizar el hecho que la enorme cantidad de atentados incendiarios ocurridos en La Araucanía y en la provincia de Arauco no deja ver con claridad lo que verdaderamente sucede en esa zona del país. Los camioneros denuncian que en los últimos años han sido víctimas de más de 600 camiones quemados (sin contar que, aparte de camiones, han sido incendiadas maquinarias como retroexcavadoras, casas, bodegas, predios y varias iglesias comunales).
Cabe preguntarse entonces, ¿Todos estos incendios son reales o hay autoatentados?
Revisemos. En 1999 un ex brigadista forestal denunció que lo obligaron, junto a otros, a causar un incendio en la casa patronal del fundo Rucañanco de la empresa Mininco, para luego culpar a miembros de una comunidad mapuche cercana.
En julio de 2012 el lonko de la comunidad indígena de Temucuicui, Víctor Queipul, negó la participación de mapuche en los hechos de violencia registrados en esos momentos en la Región de La Araucanía, acusando que estos actos corresponden a “autoatentados”.
“Prácticamente todo lo que está ocurriendo son autoatentados”, dijo Queipul a radio Cooperativa. Según el dirigente, uno de los protagonistas de estos hechos de violencia es el comando Hernán Trizano, formado por “hijos de particulares, carabineros jubilados, hijos de carabineros que se organizan para deslegitimar la lucha del pueblo mapuche”.
En julio de 2014 la prensa nacional informaba: “Hallan culpables de “autoatentado” a transportistas en La Araucanía. Se trata de la primera sentencia de este tipo en lo que va de la Reforma en zona. Ambas personas fueron imputadas por el delito de fraude de seguros, ya que cobraron póliza luego de quemar camión en julio de 2014 en comuna Padre Las Casas”.
Otro caso de autoatentado en La Araucanía terminó con dos empresarios condenados por un automóvil quemado entre Vilcún y Temuco, en junio 2014.
“EL INFILTRADO”
En febrero del 2014 en el denominado caso “Peaje Quino” desconocidos quemaron el peaje. El tribunal absolvió a dos menores mapuche acusados por un testigo encubierto de incendiarlo. Este caso sacó a la luz uno de los episodios más oscuros ocurridos en La Araucanía.
El Tribunal Oral en lo Penal de Angol absolvió por unanimidad a Luis Marileo y Patricio Queipul, imputados por actos de violencia en la zona de la Araucanía en el caso denominado “Peaje Quino”, hecho ocurrido el año 2009 y juzgados bajo la Ley Antiterrorista, pese a ser menores de edad en ese entonces.
En el marco de este juicio, declaró en el tribunal Raúl Castro Antipán, testigo protegido de la Fiscalía, quien confesó haber realizado cuatro atentados incendiarios y otros hechos calificados como “terroristas” mientas se desempeñaba como agente encubierto de Carabineros, con el objetivo de incriminar a dirigentes mapuche.
“Castro Antipán dijo ante los jueces haber sido infiltrado por Carabineros en el movimiento mapuche y en esta condición haber cometido delitos tales como porte ilegal de armas, atentados incendiarios y el asalto a un peaje”, señaló en ese entonces el sacerdote jesuita Luis García Huidobro.
FOTOGRAFÍAS ELOCUENTES
Una revisión detallada de las fotografías de los atentados incendiarios a camiones registrados en el último tiempo en La Araucanía evidencia un hecho muy curioso: sólo resulta quemada la cabina, no la carga. Se trata, en la mayoría de los casos, de cargamento de madera que, según la cantidad, su valor varía entre los 10 y los 30 millones de pesos.
Resulta muy sospechoso observar la extrema delicadeza y cuidado que tienen estos “encapuchados” de preocuparse de quemar solo la cabina y no la carga. Es raro, porque si estos “atacantes” quisieran de verdad causar daño a los empresarios, sobre todo a las empresas forestales, quemarían con todo gusto la carga completa de madera y troncos.
La explicación parece ser clara. Los camiones estarían asegurados, pero la carga no porque la prima por asegurarla sería muy alta debido al alto riesgo de incendio que significa, obviamente, transportar madera.
Más sospechoso se hace todo esto al constatar que, de los 600 camiones quemados que denuncian los camioneros, no hay prácticamente ningún detenido por la policía hasta la fecha.
No estamos diciendo que todos los atentados incendiarios a camiones en el sur del país sean falsos. Pero resulta altamente sospechoso que varios de ellos presenten un patrón de fuego común, ardiendo solo la cabina y no la carga. Se suma a esto, que ya en años anteriores se han descubierto casos de auto-atentados de empresarios inescrupulosos que se aprovechan del conflicto mapuche para simular atentados y cobrar seguros.
¿Todos los incendios denunciados son reales o seguirán operando “infiltrados” en el Wallmapu? La pregunta queda en el aire.
En tanto, el “conflicto mapuche” sigue sin solución. Pero ese asunto será tema de otra columna de opinión.
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