El mítico local porteño donde cantó tangos por años cerró definitivamente sus puertas este mes tras más de un siglo de funcionamiento.

Carmen Corena, José “Pollito” González y Benjamín Campos.
El Cinzano de Valparaíso, el emblemático local al que todo visitante debía pasar como parte del recorrido nocturno de la bohemia porteña y que por años albergó a artistas como la cantante Carmen Corena (fallecida en 2008), el maestro del tango Manuel Fuentealba (fallecido en 2016), el acordeonista Víctor Carbone, el guitarrista Benjamín Campos, el maestro pianista José “Pollito” González y, más recientemente, la cantante Myriam González, hija del Pollito, y Óscar Aníbal, considerado el heredero del maestro tanguero Fuentealba, cerró sus puertas de forma definitiva después de 124 años de funcionamiento. Esto luego que el 4° Juzgado Civil de Valparaíso confirmara la solicitud de liquidación de los bienes del recinto el pasado 14 de octubre a petición de su propietario, Pablo Varas, medida fundada “en no contar con la liquidez necesaria para atender al pago de sus obligaciones contraídas”, las que incluyen unas 30 facturas de proveedores impagas y deudas previsionales y de servicios básicos.
Al respecto, el vocero de los trabajadores, Miguel Lira, quien llevaba 34 años trabajando en el Bar y Restaurante Cinzano, manifestó que “estamos bien tristes con esta noticia, a la vez estábamos un poco preparados ya que esto se veía mal económicamente; la situación de jefatura y todo lo que acarreó, pandemia, estallido social, fueron temas muy complicados a nivel general para todo el gremio gastronómico”.
Cabe señalar que, ante esta compleja situación, como una manera de revertir el actual escenario ante la falta de apoyo del Gobierno y el insuficiente aporte del FOGAPE y otros beneficios que han llegado a muy pocos locatarios, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, propuso ayer a los grandes empresarios que funcionan en la comuna la creación de un fondo de emergencia de apoyo al comercio local.
“Hay una gran familia detrás de cada trabajador, así que he de esperar de que salgamos airosos de esta situación. Sé que es un tema difícil, pero bueno, seguimos con la fe y la esperanza”, concluye Miguel Lira.
Para Óscar Aníbal, reconocido cantante porteño de tango y artista estable del Cinzano, lo que se conjugó aquí fue “una tormenta perfecta, una muy mala administración, estallido social, pandemia, ahí tuvimos los tres ingredientes para que esto terminara así. Esto era ya una muerte anunciada; el manejo era malísimo, las deudas siempre estaban ahí encima”, todo esto debido a errores administrativos, precisa Aníbal, que obligaron al cierre en 2019 por problemas en el pago de su patente de alcoholes. A su vez, el local había sido denunciado por sus trabajadores en abril pasado debido al no pago de imposiciones y sueldos.

Foto: Felix Garces/ IG: gatto_felicce
“Mi sentimiento como artista es que se pierde un enclave en el cual sentí que había un respeto de parte de todo nuestro público. Nos sentimos reconocidos y apoyados, y ese sentimiento era el que nos embargaba a todos ahí, en especial a este cantor que se sintió muy reconocido, querido por la gente. Siento una pena enorme”.
El cierre de todos los locales nocturnos tras decretarse la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 ha obligado a las y los artistas porteños a reinventarse y buscar otras formas de generar ingresos para sobrevivir.
“Yo por mi parte hace algún tiempo sigo con mis redes sociales adelante y preparándome para eventos posteriores, como ir a cantar a domicilios, cumpleaños, a mi público y veré qué me depara la vida. Por de pronto, en este tiempo de paralizaciones, he vivido con algunos ahorros y el apoyo total de mi familia, hemos estado en eso, esperando que pase luego esto de la pandemia, esperando que vengan mejores cosas y, por supuesto, que apruebo totalmente los cambios que se vienen que es lo que votaré”.
HISTORIA DEL BAR CINZANO
El Cinzano se fundó el año 1896 como pulpería, botillería y bar por un inmigrante italiano llamado Pipo Lima, quién había llegado en barco ese mismo año a Valparaíso, una ciudad en ese entonces muy cosmopolita, con un gran auge portuario y comercial, y por donde pasaban cientos de extranjeros, especialmente europeos. Años después, Pipo Lima traspasa el local a sus sobrinos, los hermanos Jerónimo y Stefano Morcchio, quienes en 1932 lo venden al comerciante Vitalicio Duque, quien posteriormente lo vende a Lino Benvenutto Rosasco en 1958. Veinte años después es vendido a Pablo Varas.
(Por Juanita Chacón Snow)
Categorías:Cultura, Valparaíso
Muy lindas fotos… tienen permiso para ocuparlas, no? Artículos 14 y siguientes Ley 17.336. La última fotografía es mía
Gracias por avisarnos, Felix. Fue una foto aportada por uno de nuestros corresponsales comunitarios. Hemos incluido los créditos en el artículo. Saludos