A propósito del megamercado instalado en el centro patrimonial de nuestra ciudad, reflexiono sobre las diferentes implicancias que esto trae a Limache. Sin duda que a todos nos agrada y conviene comprar en un lugar donde todo es más barato y con una alta variedad de productos. Es más fácil, cómodo y atractivo. Incluso para despejarse. Pero nos hemos puesto a pensar como limachinos sobre los efectos que trae al propio comercio local del cual todos nos sentimos orgullosos y con el cual tenemos nuestros mejores recuerdos de infancia.
Quienes crecimos en Limache podremos recordar cuando comprábamos los útiles para la escuela en “El Trebol” de calle Riquelme o los zapatos escolares en “La Esperanza” de pleno centro de Urmeneta. Hoy esas tiendas tradicionales y tantas otras están en riesgo fundamentalmente porque no pueden competir con una gran cadena del retail como lo es la empresa dueña de “Lider”, Walmart. Todos los comerciantes locales deben pagar un arriendo y el sueldo del limachino o limachina que atiende. Entonces ahí el problema: la instalación de la competencia desigual, pues el megamercado no tiene el problema en bajar los precios, a diferencia de un comerciante local que, si los baja, se verá obligado a la larga a despedir a un trabajador con tal de competir.
El problema no es que llegue un megamercado. El problema es que llegue un megamercado al corazón del comercio local de la ciudad sin una política real de fomento y apoyo a nuestros comerciantes locales desde la Municipalidad. Al final del día, el dinero que gana el megamercado no se queda en Limache, sino que se va directamente a cotizar a la bolsa en el extranjero, ¡y nosotros necesitamos que el dinero se quede en Limache!
No basta que el jefe comunal actual diga que la llegada del megamercado empuja a los comerciantes locales a “ponerse creativos” para poder subsistir. Tampoco es una estrategia real y a largo plazo, facilitar el acceso a la plaza a unos contados microemprendedores para que puedan vender sus productos y luego cruzar los dedos para que los vuelvan a dejar allí. Lo que necesitamos es un plan, una estrategia real de parte del Gobierno Local que empuje a Limache al desarrollo, hacia el futuro, pero cuidando nuestra principal riqueza como ciudad: nuestra calidad de vida. Esta calidad de vida está directamente relacionada a nuestra vida de barrio, de ir en las mañanas al centro a hacer los trámites, a hacer las compras y saludarse con el vecino, la vecina. Finalmente, llevar el día a día de una forma digna como vecinos miembros de una comunidad donde todas y todos nos conocemos. Los limachinos no queremos una ciudad como Quilpué o Viña del Mar, donde los edificios en altura, el comercio del retail y el ajetreo insostenible de las micros y los colectivos hacen imposible la vida en esos lugares. Los limachinos queremos mejor desarrollo, mejores y reales oportunidades, una ciudad donde sigamos disfrutando de nuestra calidad de vida a escala humana.
En definitiva en Limache queremos que haya un proyecto de gobierno local diferente, que se preocupe de estos “detalles”, pues estos son los detalles que en el futuro harán la diferencia. Vivimos en una ciudad privilegiada, protejamos el Limache que somos hoy para seguir teniéndolo en el futuro. Mi invitación es a pensar en estos detalles que importan, a pensar en el Limache del mañana.
Sebastián Balbontin
Vocero Barrio Limache Plataforma Ciudadana
Precandidato a Alcalde de Limache
Categorías:Sin categoría