Aspiramos a un Valparaíso democratizado, que sea un territorio donde todas y todos, sin excepción ni exclusión, podamos acceder a sus bienes comunes, servicios, espacios públicos. A Valparaíso con sus requerimientos, necesidades y anhelos, lo debemos reconstruir, colectivamente, con habitantes solidarios, responsables y activos.
Con dicho desafío y centrándonos en los 20 años de la Declaratoria de Valparaíso como Sitio Patrimonio Mundial, es necesario considerar los efectos y proyecciones que involucra al histórico sector de nuestra comuna.
El sitio patrimonio, por su importancia, requiere de “políticas de Estado” que promuevan recursos y proyectos en forma permanente y fluida, más allá de los gobiernos centrales de turno, que insten a crear las condiciones para una regeneración urbana del sitio patrimonio mundial, que consideren disponer de una diversificación de espacios públicos, privados y comunitarios (equipamientos, áreas verdes, infraestructura urbana, locales comerciales, centros educacionales, proyectos de seguridad, etc.), y que promuevan el necesario esquema de repoblamiento que considere tanto a nuevos como a antiguos habitantes.
Es destacable, en iniciativas de la inversión pública, el reciente lanzamiento del Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemático, conocido como “PRBIPE” que permitirá disponer de equipo técnico que desarrollará un plan maestro y una cartera de proyectos con el objeto de revitalizar Barrio Puerto.
Así como es sumamente relevante la reciente creación de la Corporación Municipal para administración del Sitio Patrimonio Mundial desde la gestión de la Alcaldía Ciudadana de Valparaíso, institución que cuenta entre sus lineamientos, el avanzar en las condiciones para que se hagan efectivas fuertes acciones desde la gestión pública.
Este tipo de iniciativas permite invertir un prolongado proceso de indiferencia estatal, y que ha afectado por décadas a las y los habitantes del sitio, en su condición económica y social.
En este panorama, los actores privados deberían tomar protagonismo. Recordemos que, de un total de 1.246 inmuebles emplazados en el polígono del Sitio de Patrimonio Mundial, solo 67 son de propiedad de instituciones públicas, es decir, el 95% de las propiedades del sitio le pertenecen a un “privado”. Muchos de esos inmuebles están generando daño al espacio público, situaciones de inseguridad y riesgo para las personas.
Sabemos de propietarios que no cuentan con recursos para mejorar sus propiedades, por lo que urge avanzar desde las gestiones institucionales en instancias que aborden estas situaciones, mediante subsidios, fondos, incentivos, beneficios tributarios, orientaciones, alianzas académicas, etc.
También sabemos de propietarios individuales o empresas privadas que sí disponen de solvencia y recursos económicos, que podrían realizar proyectos de inversión en sus inmuebles o destinar recursos para mejorar sus fachadas, ejecutar los cierres perimetrales para el cuidado de sus propiedades, o realizar las obras de demolición que les corresponde.
Según lo establece la nueva Ley General de Urbanismo y Construcción, párrafo 8° de la Seguridad, conservación y reparación de edificios, artículo 159: “Los propietarios de los establecimientos industriales, comerciales o de edificios de cualquiera índole que no ofrecieran las debidas garantías de salubridad, higiene o seguridad estarán obligados a efectuar en dichos establecimientos o edificios, dentro del plazo que señale la Municipalidad, todas aquellas mejoras o reparaciones que determine la Dirección de Obras Municipales, de acuerdo con la Ordenanza General o Local”.
Avanzar en la recuperación del Sitio Patrimonio de la Humanidad y en las zonas antiguas de nuestra ciudad es una tarea que requiere de diversas voluntades y enfoques. Un mejor Valparaíso será posible desde una alianza con el Estado presente y activo, instituciones públicas que acompañen con recursos y proyectos; agrupaciones territoriales vinculadas a los procesos de recuperación, y actores privados con voluntad y responsabilidad. Tenemos una nueva oportunidad para instalar a Valparaíso como la Joya del Pacifico del siglo XXI. Lo merecemos.
Vladimir Valenzuela Lillo
Concejal de Valparaíso
Presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano, Territorial y Productivo
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