· La gran novedad ha sido la apertura del local “Antigüedades Valparaíso” que viene a sumarse a la oferta de este polo comercial y cultural ubicado en la zona patrimonial de la Ciudad Puerto.
Un panorama imperdible en el sitio histórico patrimonial de Valparaíso es lo que ofrece el restaurado Mercado Puerto. Construido entre los años 1922 y 1924, el emblemático edificio ocupa una manzana completa conformada por las calles Blanco, Valdivia, Cochrane y San Martín.
Ubicado a un costado de la Plaza Echaurren, el mercado estuvo cerrado cerca de 10 años debido a serios daños provocados por el terremoto del 27 de febrero de 2010.
“El Mercado Puerto tiene todo el potencial para transformarse en un polo cultural de la ciudad, entrelazando el comercio que cubre las necesidades diarias, como la alimentación con la oferta de distintas verdulerías, así como la artesanía y hoy las antigüedades. Este maridaje ya ha tenido una experiencia positiva en otros lugares como el Mercado de San Telmo, en Buenos Aires, por lo que ser el primer puesto de antigüedades en este proyecto socio-cultural nos pone muy feliz como ‘Antigüedades Valparaíso’”, afirma Robinson Delgado.
REACTIVACIÓN
Instalada en el Mercado Puerto desde que reabrió sus puertas en diciembre de 2019, Gloria Padilla valora el proceso de recuperación del espacio, aunque “van quedando muy pocos de los que partimos”, se lamenta. Sin embargo, “nunca me he querido ir porque esto tiene que resurgir algún día”.
La profesora, que diseña y pinta artículos decorativos que ella misma fabrica y en los que resalta la presencia de Valparaíso, hace un llamado a los guías de turismo a incluir el mercado en sus circuitos, “que le dé tiempo a la gente para ver lo que hay aquí. No se queden solo en la estructura, en la arquitectura, que es loable; también necesitamos que nos promuevan a nosotros”.
Margaret Bernard, fotógrafa, hace un año que tiene su emprendimiento de fotos a la antigua en el mercado “que consta de vestirse de las postrimerías del 1900 para pasar un rato diferente, creativo, entretenido para toda la familia”.
A pesar de que la oferta comercial y cultural está pensada para turistas y lugareños, es justamente “la gente local que aún no sabe que el mercado está abierto”, por lo que hizo una invitación “a que vengan a visitarnos. Es patrimonio, un lugar muy lindo, donde hay artesanía, vinoteca, café y comida muy rica”.
Judith, del puesto “Amapola”, quien también fue una de las primeras presentes en su reapertura, comenta que, si bien existe una diversidad de productos, falta “que terminen todo lo que tiene que ver con el mercado como, por ejemplo, la cocinería”, espacio que en el pasado se encontraba en el segundo piso del edificio que actualmente se está usando para algunos eventos especiales.
El Mercado Puerto no solo es para turistas, subraya Judith, sino más bien “para que porteños y porteñas vengan a pasear, a almorzar, a ver los locales, en un sector del puerto que ha sido tan estigmatizado”.
LUCHANDO CONTRA EL OLVIDO
Cristina Pizarro, dueña de “El Mercadillo”, un emporio de frutos secos, miel, queso, té y legumbres, entre otros productos, también es “de las más antiguas del mercado. Abrimos a fines de diciembre del 2019, estuvimos un par de meses y tuvimos que irnos para la casa por la pandemia”.
Al estar cerrado tanto tiempo, “la gente como que nos olvidó, pero llevamos ya casi un año y medio en forma permanente. Hay gente, incluso de Valparaíso, que llega y dice que no tenían idea que estaba abierto”, sostiene.
“Una de las cosas más insólitas que me ha pasado”, complementa el artesano orfebre Carlos Avilés, “es que hace un tiempo atrás andaba una chica por acá, le encantó mi local, empezamos a conversar y me dice que no tenía idea que esto estaba funcionando”.
Este mes cumple tres años de haber llegado al mercado. Aparte de vender sus joyas, también enseña a elaborarlas, por lo que poco tiempo le queda para dedicarse a las redes sociales para difundir su emprendimiento, “aparte que en eso no me manejo mucho, no las uso mucho, no es lo mío, entendiendo que es muy importante, pero me quita mucho tiempo, porque dedico muchas horas a mi taller”. Esto para asegurar una producción constante y “porque me hacen pedidos y hay fechas en que vendo más”.
DIFUSIÓN AUTOGESTIONADA
Para todos los locatarios y locatarias, la escasa difusión que ayuda a mantener un movimiento permanente de personas por los pasillos los ha llevada a gestionar por cuenta propia y de manera conjunta recursos para invertir en publicidad. Aparte de una cuota que ellos mismos como asociación han definido para aportar para estos fines, han organizado un “plato único”, programado para el jueves 15 de julio.
“Va a estar súper rico, un pescado frito, fresquito de la caleta El Membrillo, con arroz, ensalada y papas mayo, un vasito de vino o bebida. También vamos a tener pisco sour, vino navegado, empanadas, calzones rotos, una presentación de ópera y música bailable”, detalla Cristina Pizarro.
“El renovado Mercado Puerto es precioso, el espacio, el edificio es muy lindo y tenemos diversos emprendimientos. A pesar de que tenemos solo el primer piso, tenemos tres puestos de comida que son fabulosos, tenemos emporio, tenemos fruta y verdura, vinos, vestimenta y ahora antigüedades, y todos los fines de semana hay actividades, como obras de teatro y música en vivo”, destaca Cristina.
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